Capitulo 2

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Todo el camino hasta el hotel Dean se mantuvo en silencio, Sam lo veía mirar la noche con inusitado interés, complacido.

- Es todo muy hermoso.- los ojos del mayor parecían enviar destellos verdes en la oscuridad, el castaño no respondió.- jamás había visto la noche así de maravillosa.- la piel de mármol del mayor relucía a la luz de la luna y Sam no podía dejar de mirarla y sentirse culpable, ¿Qué era lo que le había echo a su hermano? ¿Merecía salvarlo si ahora lo había convertido en quizás que cosa? Pero, ¿hubiese podido soportar que Dean muriera en sus brazos?

A esa última pregunta si tenía la respuesta, no podría haberlo soportado, nunca más, ni siquiera podría haberlo imaginado, encontraría la solución a lo que estaba pasando; sumido en sus pensamientos no noto que ya habían llegado al motel y que Dean lo miraba fijamente con una sonrisilla ladeada.

- ¿Dejaste de soñar?- le pregunto con lo que a Sam le pareció un murmullo cargado de sensualidad.- llegamos, será mejor que entremos.- el rostro de su hermano estaba sereno, pero aun así al castaño le pareció que esas inocentes palabras encerraban un matiz no muy difícil de deducir.

- Dean... fuiste herido, te salvaste por un pelo y enfrentaste a un monstruo poderosísimo sin armas.- enumeró el menor, Dean solo sonrió aun mas.- al menos muestra preocupación, alivio, espanto, ¡no se! ¡Ese tipo iba a convertirte!

- Pero no lo hizo, fuiste tu el que me salvo... y ahora debo agradecértelo.- se acerco a él encerrándolo contra la puerta del impala, mantenía sus ojos verdes fijos en los pardos del menor, hechizándolo, una parte de la mente de Sam quería resistirse, le susurraba que lo que estaba apunto de pasar no estaba bien, que Dean no estaba bien y que hiciera algo para detenerlo, pero la otra se dejo embrujar de inmediato por el influjo de la mirada de Dean, obligándolo a recordar el gusto, apenas vislumbrado, de los labios de su hermano, al final, cuando la distancia entre ambos se redujo a la nada, fue esa la parte que gano la batalla.

Sam fue conciente del beso con Dean, fue conciente del sabor de sus labios, de la suavidad de su piel, del aroma de su hermano, del calor que lo empezaba a envolver, el deseo desconocido que tenia por poseer al rubio... y el reflejo rojizo que alcanzo a ver en los ojos del mayor.

Sam se aparto de golpe de su hermano, golpeándose la cabeza en el vidrio del auto al hacerlo, Dean lo miro extrañado.

- Será mejor que entremos, es muy tarde.- explico el castaño, ¿Cómo podía decirle a su hermano que había temido de sus ojos rojos? O pero aun ¿Cómo le dices a alguien que tiene los ojos antinaturalmente de ese color? Anoto mentalmente el llamar a Bobby para pedir ayuda, omitiendo claro los dos besos que llevaba con su hermano.- estoy cansado.

Por un instante la sonrisa de Dean se perdió y la expresión que tomó le recordó al original, a su adorado hermano mayor.

- Tengo sed.- murmuro en un susurro que le erizo los vellos al castaño.- Dámela

- Dean.- la voz de Sam tembló.- ¿Qué es lo que quieres?

- Tú lo sabes.- sus labios otra vez sobre los del menor, una mano cerca de su muñeca que recién empezaba a cicatrizar.- solo tu lo puedes hacer para mi.

Sam se estremeció de pies a cabeza, su cerebro parecía que se hubiese ido a volar, no lograba articular dos palabras seguidas.

- Dean... yo.... ¡Agrh!

- ¿Me la darás?- eso ultimo lo dijo a pocos centímetros de la piel de Sam.

- Tómala... - Con una sonrisilla traviesa la mano que estaba en la muñeca del castaño hizo un movimiento rápido y volvió a abrir la herida con sus uñas, se lanzo ávido a beber del sabroso liquido que emanaba del cuerpo de su hermano menor, Sam echo la cabeza para atrás y exhalo muy fuerte, los labios de Dean le provocaban tremendas oleadas de placer a través de su cuerpo y no lograba ahogar los suspiros que se le escapaban de la boca, pero esa sensación duro un corto tiempo, Dean abandono la muñeca del castaño para tomar sus labios con las misma pasión y lujuria que mostró antes, solo que esta vez Sam le respondió de la misma manera. Hasta que comenzó a sentirse mareado por la perdida de sangre.

Sangre (Tuya, mía, nuestra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora