Capitulo 4

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Proponerse encontrar al vampiro que había convertido a Dean y hacerlo eran dos cosas muy distintas. Desde que el rubio se despertara los tres se paseaban por la ciudad buscando algún rastro de la guarida del vampiro pero hasta el momento no habían tenido suerte.

Sam se sentía débil debido a la perdida de sangre y la preocupación por su hermano, después de mucho rato de conducir sin rumbo por el pueblo sin encontrar nada empezaba a desesperarse y mal disimulaba su nerviosismo tamborileando con los dedos en el manubrio del impala. Bobby, provisto de un mapa, iba tachando las zonas que ya habían recorrido y miraba, de vez en cuando y con el ceño muy fruncido, a los hermanos. No lo podía negar, desde siempre notó una química muy especial entre ambos, una unión irrompible que los últimos años no habían echo mas que afianzarla, se necesitaban, se querían mas de lo que ellos mismos admitirían alguna vez y estaba seguro que juntos eran los mas fuertes, los mejores. Pero lo que sucedió entre ellos, lo que hizo Sam... lo carcomía, quizás en otras circunstancias hasta podría haberlo aceptado, dios sabía que ambos se merecían ser felices pero Dean no era Dean en ese momento y no sabían como reaccionaria cuando volviera a ser él mismo... o como tomaría Sam esa reacción.

- Si volvemos al lugar en que nos atacaron puede que hallemos algo.- dijo de golpe Sam, no había querido acercarse nuevamente a ese lugar para no tener que recordar lo sucedido, pero no tenía mas opción. Bobby asintió, al menos era un plan aunque sospechaba que para el castaño era difícil tener que volver allí.

Las ruedas del impala chirriaron al frenar en la entrada del solar donde la noche anterior Sam y Dean fueron atacados y derrotados por el grupo de vampiros que ellos querían eliminar. El castaño sintió que se le encogía el estomago al recordar cada escena de lo ocurrido, se pregunto, otra vez, que podría haber echo para evitar que las cosas terminaran como habían terminado; con un suspiro volvió a admitir que, aunque no era lo mejor, fue lo único que pudo hacer.

- Puedo sentirlo.- desde que despertara Dean no había hablado mas que para responder lo que se preguntaba y el echo de que lo hiciera tan inesperadamente sorprendió a ambos cazadores.- puedo seguirlo.- tanto Sam como Bobby se miraron confusos, el mayor levanto los hombros dejándole la desición al mas joven de los tres.

- Dean...- tragándose el recelo que le provocaba el nuevo comportamiento de su hermano decidió aceptar su ofrecimiento, lo que fuera con tal de terminar con ese mal sueño.- está bien, guíanos.- concluyó con voz dolida. El rubio lo miro agradecido y se adelanto hacía el vehiculo, el hecho de que Dean no reparara en lo quebrada de su voz fue un duro golpe para Sam, extrañaba la eterna preocupación con la que su hermano le mostraba su amor, siempre había argumentado que le molestaba pero en esos momentos, en realidad siempre, la necesitaba.

Bobby se le acerco.

- Es parte de su estado Sam.- dijo colocándole cariñosamente una mano en el hombro.- por ahora nos es útil para encontrar a ese tipo y volverlo a la normalidad.- luego se rasco la cabeza nerviosamente.- no se que pasará si se queda mucho tiempo así.

Dean los condujo hasta una construcción abandonada, un proyecto demasiado ostentoso para un pueblo tan pequeño. Un sitio ideal para que un grupo de seres oscuros se escondieran.

- ¿Como vamos a subir allí? - preguntó Bobby, Sam tuvo que darle la razón, la construcción no tenía ni escaleras ni andamios por donde escalar. No contaban con ningún utensilio útil y volver por una cuerda o algo les tomaría demasiado tiempo, quedaba poco para el amanecer y tendrían que esperar otra noche para atacar. Y no sabían que es lo que pasaría con Dean si esperan más tiempo, las ideas que pasaban por la cabeza de Sam son las que le hacían desesperarse aún más.

Sangre (Tuya, mía, nuestra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora