Laura en el País de las Pendejadas. [RETIRADA PARA CORRECCIÓN]

5

Suspiré y miré a la reina mientras esta me contaba su vida entera, la muy pesada no dejaba de hablar, lo único que oía era "Bla bla bla, no sé que bla bla"

—¿Tú qué opinas, Laura?

La reina me miró y yo, nerviosa, pensé en qué responderle, ni siquiera sabía de qué estaba hablando.

—Emm... pues que sí.

—¿Entonces sí piensas que tengo la cabeza muy pequeña? —la reina me miró con la boca abierta.

—¡No, no, no! —negué alarmada— Decía que sí a lo anterior.

—¿Entonces piensas igual que a los que les corté la pierna, crees que tengo un horrible peinado?

—¡No, claro que no! Decía sí a lo anterior a eso —sonreí nerviosa.

—¡¿Entonces piensas que visto fatal?!

En realidad sí, pero bueno.

—¡No!

—Bueno, pues explícamelo.

—Pues...Tengo que confesarle algo, no le estaba escuchando —la reina me miró furiosa—. ¡Pero no es culpa mía! Resulta que...Tengo sordera, entonces no puedo oírle bien si no grita.

Tenía fe de que se lo creyera, con lo estúpida que era, de seguro que sí.

—Oh, de acuerdo —chilló con su voz chillona la reina, al final sí me iba a quedar sorda.

Ella se levantó de su trono, llamó a dos enanitos y les pidió que le hicieran la manicura y, para desgracia de ellos, la pedicura.

—Ahora me voy a hacer la manipedi, así que sal a afuera y haz lo que te plazca.

Asentí y le di gracias al señor, por fin me libraría de la bruja esa.

Salí al patio y de pronto una gran sonrisa apareció de la nada delante de mí, para después aparecer un perro sonriendo ampliamente.

—¡Casi me da un paro cardíaco, copia barata de Cheshire! —grité con la mano en el pecho.

—¿Copia barata de Cheshire? —el perro se rió mientras flotaba alrededor mío—. ¿Pero tú te has visto, niña? Si yo soy la copia barata de Cheshire, tú eres la copia barata de Alicia, ¡si hasta tienes el mismo rubio de bote que ella!

—¡Es natural, perro sarnoso! —le fulminé con la mirada— ¡Además, yo no me parezco a...! Espera, ¿sabes quién es Alicia? O sea...¿Conoces la historia de el País de las Maravillas y todo eso?

—Yo sé todo, mocosa. El País de las Maravillas existe, es el mundo paralelo a este, ¿o acaso no te has dado cuenta de que algunas cosas de este mundo son todo lo contrario en ese? Por ejemplo, en el País de las Maravillas, la reina malvada es conocida por su grande cabeza, y aquí, la reina tiene una cabeza más pequeña de lo normal.

—¿Con que lo sabes todo, eh? ¿Sabes  cómo puedo regresar a casa? —le miré esperanzada.

—Claro que lo sé, estúpida —sonrió—. Pero ni pienses que te lo voy a decir.

—¡Serás hijo de...Fruta!

—Un placer haberte conocido, niña —el perro pulgoso rió y desapareció en un parpadeo.

Furiosa, le di una patada a lo primero que encontré, que fue una piedra.

—Pero que pendeja soy, por favor —gemí de dolor mientras me agarraba el pie—. Si aquí casi todo es lo contrario que en el País de las Maravillas, ¿no podían ser las piedras blandas, joder?

Oí unas risillas a mis espaldas y me encontré con cinco enanitos aguantándose la risa.

—Eso, ríanse, pero recuerden que soy amiga de la reina y puedo hacer que les corte el pie —les miré con los ojos entrecerrados.

Ellos dejaron de reír y tragaron grueso, mientras, asustados, sostenían sus piernas.

—No le diga eso a la reina, por favor, haremos lo que sea por mantener nuestras piernas.

Unos de los enanitos se arrodilló ante mí suplicándome.

—¿Lo que sea? —me imaginé un montón de enanitos abanicándome y dándome de comer uvas.

—Lo que sea.

—Pues... —la idea de un montón de enanitos sirvientes estaba bien, pero se me ocurría algo más útil—. Pasadomañana planeo encerrar a la reina en el calabozo y quitarle el trono, y me gustaría su ayuda.

—¿E-encerrar a la reina en el calabozo?

—Exacto —asentí— ¿Sabes dónde está el calabozo?

—No sé. Bueno, sí sé, pero no te quiero decir.

Recordé el meme de Patricio y reí levemente.

—¿No me quieren decir, eh? Pues bueno, iré a ver a la reina ahora mismo y le diré que les corte la pierna —hice un ademán de irme y un enamito se abrazó a mis piernas impidiéndome caminar.

—¡No! Le diremos dónde está el calabozo, tenga piedad.

—Muy bien —sonreí malévolamente—. Enséñenme el calabozo. Allí les diré qué tendrán que hacer pasadomañana para ayudarme a encerrar a la reina.

Bueeeeno, pues aquí termina el capítulo de hoy. Como supondrán, queda poco para que acabe la historia, uno o dos capítulos, como máximo tres C: Gracias a los que han votado y comentado en la historia, no pensaba que gustaría a alguien xd