Capitulo 3

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Una de las clases había terminado antes, pero tenía otra un poco cerca así que decidí quedarme aquí ya que no tenia mucho tiempo para ir y volver a mi casa.

Decidí caminar un poco por el campus, hasta quedarme por las canchas de futbol, el día estaba hermoso como para quedarme encerrada en el edificio o el bufet. Me recosté en un árbol que estaba un poco alejada de cancha, pero aun así se podía ver con claridad el entrenamiento. No estaba ahí para apreciar su entrenamiento, por el contrario, quería cerrar por unos segundos mis ojos y sentir el sol sobre mi rostro. Pero la paz que estaba construyendo en aquel momento, empieza a alterarse por el murmullo y gritos, de vez en cuando, de un grupo de chicas. Pero aun así mis ojos siguen cerrados.

Escucho unas ramitas crujir, eso sí provoco que mis ojos se abran y oficialmente mi momento de paz se terminara. Pero ahí estaba el chico sin nombre.

-Hola- saluda con una pequeña sonrisa arrogante.

Le regalo una sonrisa mientras mis ojos se adaptan al sol, se encuentra todo transpirado y algo cansado. Se puede ver como las gotas de sudor resbalan por su rostro. Deducción es parte del equipo de futbol

-Hola. - respondo

El chico sin nombre se sentó como indio a mi lado

- Me entere de lo que estuvo sucedió el otro día, ¿cómo te encuentras?

-No es nada, me tendría que acostumbrar a todo esto. Quiero ver que preparan mañana, puede que se superen- bromee para sacarle peso al asunto, pero mi respuesta no lo convenció del todo. Aun se podía ver la preocupación en sus ojos.

-Oye, no tienes por que acostumbrarte a nada de esto. Nadie tendría que...

- ¡Michael, ven aquí. ¡Deja de molestar a esa pobre chica! - dijo el entrenador algo enojado, pero también se podía ver un cierto matiz burlón en su voz. Él puso los ojos en blanco y refunfuño mientras se levantaba.

Gracias al entrenador el chico sin nombre, dejo de ser chico sin nombre. Así que de esa forma se llamaba, pensándolo bien, tiene cara de Michael. No me digan porque, pero tiene un aura con ese nombre.

-Así que te podría decir que quiero que seas Michael- dije haciendo alusión al encuentro de la otra noche - Bonito nombre.

-Gracias Camí- me guiño el ojo y se fue.

Miré a mi alrededor y me di cuenta que las miradas de las cuatro chicas, que se encontraban cerca, estaban en mí. Dichas miradas no eran de amabilidad, más bien era una mezcla de enojo y asombro.

Decido ignorar esas miraditas tan bellas que me otorgan estas muchachas. Agarro mi celular para ver la hora, y así es como me doy cuenta que voy a llegar tarde de nuevo. Me puse de pie y fui al pasillo, pase nuevamente por mi casillero y tome otro libro entre todos los papeles. La verdad aun no saque ganas para limpiarlo. Tal vez esa podría ser mi nueva decoración y asumir mi destino.

El día fue algo denso, cansador la verdad. Lo que aligero un poco la carga fue Mag, que se por suerte teníamos algunas clases en común.

Al salir veo a Axel, quien está hablando con sus amigos, los mismos que estaban con él en el parque. Solo faltaba uno de ellos, faltaba el chico sin nombre que ahora si tenía, Michael.

-Cami- dijo Axel feliz y me dio un abrazo el cual le correspondí.

Los amigos de Axel me sonríen y me integraron a la conversación. Se que Axel quiere asegurarse de que no me quede totalmente sola cuando él se mude. Se lo agradezco, pero también sé que siente culpa por seguir su sueño. Lo que menos quiero es que se sienta de esa forma.

En un  Abrir y Cerrar de Ojos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora