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Desde pequeño, siempre la miraba. Ella no era como las demás, era diferente. La forma en la que hablaba y se comportaba era maravillosa.
  Llegó un día en el que la dueña de sus miradas se había mudado al hogar del joven. En ese entonces, él tenía 16 años y estaba más enamorado como nunca lo había estado antes. Aunque ella viviera cerca de su casa era totalmente diferente vivir juntos. Él trató de ignorarla ya que su amor era imposible. Como si fuera poco, el destino se puso en su contra: su madre la había inscripto en el instituto a la que el niño asistía.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora