Capítulo 2

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Al otro día, ya temprano, estaba en la cafetería a unas cuadras de mi apartamento. Mientas tomaba café una chica se me acerco diciendo que si podía sentarse a mi lado, por supuesto que le dije que sí, tenía que ser generoso.

-¿Vives por aquí?- Pregunto mientras bebo un poco de café. Después de un par de segundos, veo que no me ha respondido, entonces le digo;-Hola, soy Ande...-

-Sé quién eres, me he sentado aquí porque de coincidencia no hay más puestos. Y no, no intento coquetear contigo. Sólo actúa como si no estuviera aquí.- Dice algo molesta

-Pero cuanto enojo tan temprano.- Digo asombrado.- Sí sólo querías sentarte aquí a beber café y leer tranquilamente, me lo hubieras dicho sin tener que sacar tus enormes atributos.- Digo bebiendo café

-¿Qué tenemos aquí?- Dice sonriente.- Así, el mujeriego drogadicto de Anderson Watson, vaya, genial el nombre, te queda, genial.- Dice mientras se levanta.- ¿Sabe qué también le quedaría en ese hermosa chaqueta de cuero que lleva puesta?- Dice mientras sostiene su café.- Esto.- dice mientras derrama todo el café caliente en mis piernas

-Gracias, me lo veía venir. Soy un charlatán, que puedo decirte.- digo riendo mientras me secó con un par de servilletas.- También gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta, chica de grandes atributos.- Digo sonriente 

-Idiota, vete a la mierda.- 

-Sí, ya me lo han dicho. Y de hecho, ya fui. Que rato.- Digo sonriente, mientras ella me mira con cara de asco y me saca su dedo corazón del medio.- Ten un buen día, querida.- Digo despidiéndome. 

Me levanto del asiento, deja en la mesa el dinero del café y camino decidido hasta mi apartamento. Entro y veo al portero durmiendo. 

-BUENOS días.- Digo, mientras él se incorpora en la silla

-Buenos días, joven Watson. ¿Bonita día no cree?- Dice bebiendo un sorbo de su café 

-Sí, algo. ¿Sabes como se llama la chica de grandes atributos, de cabello azul y con ojos marrón?- Digo, mientras él casi se ahoga con el café.- Oh, cuidado, Galvis. Te puedes ahogar.- digo sonriente. 

-Ha estado muy sonriente hoy, ¿no lo cree?

-Sí, puede ser.- Digo.- ¿Sabes como se llama la chica o no?- 

-Ah, sí, vive en la unidad de al lado. Se llama María.- Dice 

María, vaya... lindo nombre. 

-¿Le gusta?

-Me llama la atención que es otra cosa, es bonita...

-A demás de sus grandes atributos.-

-Galvis, ¿no tienes cosas que hacer?

-Sí, joven Watson. Pronto me pondré en ello.

-Eso espero, Galvis.- Digo.- Que te un buen día.- 

-Igual el suyo, joven Watson.- 

Camino hasta el ascensor, presiono el botón y cuando llegó a mi apartamento 214 me encuentro con...;- ¡Hey! Chica de grande atributos.- Digo sonriente mientras la veo mirarme con enojo

-¿Tú otra vez?- Dice enojada mientras abre la puerta del apartamento 213.- ¿Me estas siguiendo, verdad?

-Es una pregunta o una afirmación

-Una afirmación.-Dice enojada.- Me estas siguiendo, eres un pervertido, llamare a la policía, escuchaste.- Dice mientras saca su celular, yo solo río

-A quien arrestaran será a ti, ya que yo vivo aquí y me imagino que tú no vives ahí.-Digo señalando el apartamento 213

-¿Y a ti que te importa?

-Me importa porque ahí vive la vecina que fue por una taza de azúcar a mi apartamento la semana pasada.-Digo sonriente

-Eres un asqueroso idiota.- Dice asqueada.

-No me cambies de tema, estas robando, me vas a decir que no.- Digo.

-No.- dice nerviosa

-¿No?-

-No.-

-Tranquila, no llamaré a la policía. Igual no me importa lo que hagas, así que adiós.- digo mientras abro la puerta de mi apartamento

-Espera, ¿de verdad no me pedirás nada a cambio?- dice y volteo a verla.

-No, a menos que tú quieras ofrecerme algo a cambio, no sé..-

-Que asco, no.- dice asqueada.- Pero me parece raro, así que mejor llama a la policía.- dice enojada

-No la llamaré porque no quiero, no porque me lo pidas. Ya te dije, haré como si no te hubiera visto, puedes irte. El portero ni siquiera te esta mirando en la cámara, esta más que dormido.- digo mientras ella ríe.

-Genial.- dice corriendo

Entro a mi apartamento, dejó las llaves en la mesa de la cocina. Camino hasta mi cuarto, me quito los zapatos y me tumbo en la cama. Lo único que quiero hacer ahora es descansar. 

Ya después de unas horas, me levanto, escucho unos ruidos en la sala así que camino despacio para ver que es, mientras camino a la sala, escucho voces, algo raras. No entiendo nada, se escuchan como si alguien estuviera llorando y gritando. 

-¿Quien esta ahí?- En el momento en que hablo, las voces se callan y ahora hay un enorme silencio, hasta que empiezo a escuchar risas.-Llamaré a la policía, lo juro.-Digo, tomando un bate de béisbol.

Cuando por fin llegó a la sala, no hay nadie, absolutamente nadie. Tal vez solo era mi subconsciente haciéndome creer que habían voces.

-Andy.- Esa voz... La conozco.- Andy, cariño.- Es ella. 

-¿Amor? ¿Eres tú?- Digo, parece ser que esta en el balcón. 

-Te necesito, por favor.- Dice, suena asustada.-Te amo.- Dice y en ese momento abro las cortinas y la puerta...No hay nadie. 

-¡Demonios! ¡MALDITA SEAA!.- Digo golpeando la puerta del balcón.- ¿Donde estas ahora?-digo, mientras golpeo la pared.- ¿Donde estas, maldita sea?- No es hasta unos minutos que me doy cuenta que estoy sangrando los nudillos. 

Mierda. 

Camino hasta la cocina, tomo un par de toallas, abro la regadera y me limpio los nudillos. Luego, tomo un par de vendas que estaban en el botiquín y las amarro a mis nudillos. Tomo una cerveza de la nevera y camino hasta el sofá, enciendo la televisión y bebo una cerveza. 

¿Por qué maldita sea?

¿Por qué tuviste que irte y dejarme así? Tan destrozado hasta los nudillos, demonios. Como te extraño, 

-¡Dios! ¡Como te extraño!- Digo bebiendo un trago de cerveza.-Sí supieras que nunca te necesite mas que ahora.- Me levanto del sofá y buscó en mi chaqueta los 2 gramos de marihuana que me dio Esteban hace rato. 

Y bien, no soporte más y lo hice. 



DesesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora