Capítulo 1

508 49 1
                                    

Después de escuchar un poco más los cotilleos de las súcubos que al parecer eran parte del servicio de Azazel, me di a la fuga del castillo con un nuevo plan en mente.

Sabía de sobra que Verno no podía contra Emma ni con todos sus súbditos juntos, lo que le dejaba una opción, volver a acudir a Azazel.

No sabía el por qué de que conocieran tanto de Edom en Landimus, pero mi primer plan suponía que tendría que mezclarme entre todos hasta dar con una buena explicación.

Mi segundo plan era esperar hasta que un portal a Edom se abriera nuevamente y así poder salir de Landimus para ayudar a Emma, ahora me tenía en claro que mi misión con ella no había acabado. Y por mucho que quisiera reunirme con mi familia, tenía que ayudar a ese ángel, algo me gritaba que lo hiciera y que aguantara un poco más en todo esto.

El tercer plan era matar a Verno. Eso no quedaría fuera, pero para poder matarla primero tendría que entrar a Edom lo que conlleva al plan número dos.

En fin, tendría que encontrar un buen lugar en donde no fuera fácil de encontrar, pasar desapercibida era la clave de todo esto y más que nada cambiar mi fachada.

Volví al bosque de donde había salido antes y me adentré en busca de una choza o algo por el estilo en el que pudiera mantenerme hasta que fuera necesario.

Cuando pasé por el mismo lugar en dónde había caído me encontré con unas criaturas extrañas que me observaban con atención, entre ellas la chica con mejillas sonrojadas.

Todos ellos cargaban un tronco en sus débiles brazos y me resultaba muy tierno que fueran tan pequeños.

Pasé como si nada observando a todos ellos, como si fuera cosa de todos los días.

Me reí un poco y seguí avanzando hasta que di con una chica que parecía la mayor de todos ellos.

- Vaya, parece que todos se pusieron de acuerdo en vestirse de la misma manera. - dije riendo al ver sus prendas. - ¿Dónde compro uno de esos? - dije viendo su collar azul brillante.

- ¿Quién eres? - preguntó la chica con el ceño fruncido y el tronco en sus manos.

- La pregunta aquí es quién eres tú. - entrecerré los ojos hacia ella y no me di cuenta que las pequeñas criaturas ahora nos rodeaban a las dos sin decir ni una palabra.

- Yo soy Aqua. - dijo alzando su barbilla.

- Ah, pues. - puse mis manos en la cintura con una sonrisa. - Yo soy Nerea, mucho gusto.

La chica me miró aún más extrañada.

- Me refiero a qué elementus eres. - repuso rodando los ojos. - No a cómo te llamas.

- ¿Elementus? - dije de forma extraña. - ¿Qué es eso?

- ¿Entonces eres un demonio? - dijo la chica Aqua levantando una ceja.

- ¡Ay, Dios, no! Qué asco. - dije sacando la lengua.

- Tampoco eres una súcubo. - afirmó la chica al darse cuenta de que podía pronunciar el nombre de Dios.

- ¡Hey! - fruncí el ceño. - ¡Un momento! - grité. - ¿Por qué no se cayeron cuándo dije el nombre de Dios? - dije apuntando a cada criatura que observaba con atención la escena.

- Porque sólo a los demonios les sucede eso. - dijo la chica rodando los ojos como si fuera obvio.

- ¿Y ustedes que son? - fruncí el ceño.

- ¡Elementus! Agh. - la chica soltó los troncos con exasperación. - Lleven la cosecha a la cabaña. - ordenó en latín a los pequeños que cargaban los troncos aún en sus brazos.

Nerea, un viaje a Landimus (Saga Genus #3) (Retomando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora