Rien de rien, je ne regrette rien.

21.2K 1.7K 3.8K
                                    




Primera Parte

Rien de rien, je ne regrette rien.




Con los ojos entrecerrados por la concentración, el hombre se esforzaba por ajustar su vista a la tenue luz del sol que bañaba su taller. Trazando línea tras línea con su tiza en la gran pieza de satín que se exhibía frente a él, seguía borrándolas, luego las trazaba de nuevo, nunca satisfecho.

Dejándose caer en el suelo de madera, se quitó las gafas por un segundo, frotándose los ojos mientras un pequeño bostezo se deslizaba por sus labios.

Había estado trabajando en este atuendo por una semana, y sin embargo, todavía estaba atascado en la misma parte. El diseñador había dejado de contar el número de veces que había borrado todas sus líneas y empezado de nuevo, nunca muy satisfecho con su trabajo.

Este vestido era para un cliente importante. La señora había dibujado un modelo preciso y quería que BaekHyun se adhiera a él formalmente. Al principio, le había sorprendido la petición. La mujer parecía adinerada y era más que capaz de pagar por un vestido de los mejores diseñadores del país. Sin embargo, se había dirigido a él para ello, sin explicar la razón.

Así, BaekHyun se sentía obligado con ella, y la suma que había invertido no era una broma. Tenía que hacerlo perfecto.

Cerró los ojos por un segundo, sintiendo somnolencia, haciendo pestañear sus párpados mientras se tragaba otro bostezo que amenazaba con salir.

Pero una noche sin dormir no significaba nada cuando trabajabas por tu pasión, reflexionó mientras diligentemente guardaba cordón tras cordón. O eso era lo que trataba de recordar cuando sus nervios se iban haciendo cada vez más delgados, más que irritado por los continuos rumores de sus nuevos vecinos que se mudaban, y habían estado haciendo un alboroto durante el último mes con sus camiones y trabajadores. Ese era el precio a pagar por él siendo obstinado en mantener su tienda en una zona residencial.

Dicha tienda era en realidad la casa que había pertenecido a sus padres, estos últimos había convertido el piso del sótano en su taller cuando comenzaron sus negocios. Decir que el dinero se estaba derramando era una gran palabra, no obstante, habían logrado ganar cierta reputación en su entorno, y después que fallecieron, había sido el objetivo de BaekHyun continuar en el mismo camino. Es cierto que la tienda se parecía más a una pequeña cabaña, vigas de color azul claro adornando la estructura de madera, cuyo olor tenía la presencia de la naturaleza. Las fugas de agua no eran raras, pero no le importaba, añadía encanto. Y cada tabla del piso, cada pulgada de cada pared guardaba preciosos recuerdos que nunca reemplazaría por ningún oro o tesoro. Éste era el lugar en el que había crecido y el lugar en el que quería morir. Así que todos los días, se despertaba en la pequeña habitación que había hecho para sí en el ático y bajaba al sótano donde pasaba sus días desgastando su vista, pasando horas y horas con los ojos entrecerrados centrándose en diferentes materiales.

Y estaba tan inmerso que no oyó la pequeña campana de cobre tintinear cuando la puerta fue abierta por otro cliente.


—Así que sigues aquí, ¿eh?


BaekHyun saltó, definitivamente sorprendido por el intruso que no había oído entrar. Pero más que eso, fue por la sensación que esa voz envió a sus sentidos que lo hizo sacudirse. Parpadeando furiosamente, dejó que sus manos vagaran torpemente sobre el suelo de madera, a buscar sus gafas. Podía oír pasos acercándose, acercándose a él, lentamente, lentamente. Pero sin gafas, no podía ver nada.

La fièvre rose (Traducción Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora