A lo largo de la semana.
Queen caminaba por los pasillos, con un intento de silbido inocente que en realidad no engañaba a nadie por llevar las llaves del conserje girando en su dedo índice ¿A quiénes encerró en cuál habitación? Eso no importaba de ante mano (Pobre de Bon).
Queen estaba más que tranquila con su conciencia luego de tanta maña que requirió para encerar a sus compañeros hasta que de un momento a otro da con Freddy en soledad dentro de la cafetería, o bueno, casi en soledad si se ponía a hablarle al espacio vacío delante de él:
- *¡Estás loco si crees que voy a permitir que te pases de listo de esa manera!... ¡No! ¡Eso no va a pasar!... ¿Quién dices que viene por atrás?*
- Creo que tu amigo imaginario habla de mí.
- ¡¡AAHH!! – Se vuelve a sobresaltar el castaño luego de la repentina llegada de Queen. - ¿¡Ahora cómo me encontraste!?
- Por casualidad. – Lo admite. - ¿The Golden Boy sabe que eres esquizofrénico?
- ¡¡No soy esquizofrénico!! – Reclama indignado. – Pero sí, Golden sabe que estoy en cierto modo enfermo…
- Cuenta, cuenta. – No tarda en pedir la chica de las redes tomando asiento a su lado.
- No creo que sea muy prudente que te lo diga ahora. – Al momento se arrepiente de haber mencionado su malestar.
- Ya lo introdujiste, no hay marcha atrás. – Le ordena sin otra alternativa.
Instantes de silencio fueron más que suficientes para que Freddy cambiara su respuesta, pero con eso cambio más, mucho más:
- Con mucho gusto, guapa. – Y los ojos de Freddy cambiaron por completo, expresando atrevimiento que en Queen despertó curiosidad. – Mi nombre es Fred…
Dos días después.
- ¡¡Hey Freddy!! – Queen corría en dirección al chico que se encaminaba a casa en soledad antes de reaccionar al llamado y dedicarle su atención a la encarrilada chica. – Te tengo buenas nuevas. – Le anuncia una vez lo termina de alcanzar.
- ¿Qué sucede? – Le pregunta interesado en sus ánimos.
- Consíguete un buen traje, mañana en la tarde tendrás una cita con The Golden Boy para hablar de “negocios” respecto a una relación de “empresas independientes”. – Explica al chico dándole un papel con la dirección del restaurante que Queen eligió para la ocasión tan especial. – Este lugar lo he escogido para vosotros, le exigí a su asistente que fuera privada entre ambos para que puedas hablar de todo lo que queráis a gusto y sin miedo.
Freddy tomó el papelito con cierto deje de nervios antes de sonreír con ilusión:
- Después de tantos días lo volveré a ver… - Comenzó a llorar de la emoción. – ¡¡No sé cómo agradecerte!! – Y de un sólo paso se abalanzó a abrazar a la chica que tanta ayuda le proporcionó.
- Tratando de no partirme en dos… - Dice ella a falta de aire por la fuerza de ese abrazo de oso (*¡Ba Dum, Tss!*)
- Perdón. – Se disculpa soltando a la dama. Pero su mirada volvió a cambiar por completo, convirtiéndose en un gesto pícaro que divagaba en sus ideas tan perversas en más de un sólo sentido: - Pero, oye guapa ¿Segura de que esta es la solución más eficiente? ¿No sería un poco más divertido agregarle cierta adrenalina?
- Yo no lo recomendaría Fred. Llevar a cabo algo que os arriesgue a ambos no sería muy prudente que digamos. – Lo considera luego de la descabellada teoría de Fred respecto al control mental en el que Golden se hallaba inmerso.
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Destino dorado, sendero café, letrero negro (Finalizada)
FanfikceUna historia corta del ship Golddy en donde ni Fred tenía planeados los resultados tan impactantes de su propio plan