S O M E T I M E S

7 1 0
                                    

Amo cuando me acarician el rostro, cuando me tienen entre brazos y me acarician el cabello con inmensa tranquilidad, es como si la calma me invadiera cada vez que sucede.

A veces, más veces de que desearía dentro de mi soledad, acaricio mi cabello mientras observo alguna película que me hará llorar cuando el final llegué, me calma mientras acurrucada entre las cobijas estoy. Recuerdo en esos instantes que dentro de mis cándidas 4 paredes entra la luz opaca del día, llueve y hace frío, que evidentemente estoy lejos de mi hogar y lastimosamente mi gata no me podrá consolar está vez.

Que al final cuando la noche llegué, el deseo de que alguien me abracé cálidamente hará que no pueda dormir y de nuevo estaré despierta hasta las 3am escribiendo o cantando una que otra canción. Regálame al menos un buenos días otra vez, así no prenderé el televisor ni veré otra estúpida película deprimente.

A veces escucho música que suena muy alegré pero que su letra te hará caer como un poema dedicado al suicidio del alma, al igual que el irremediable reencuentro con los recuerdos dolorosos. Es como si yo decidiera fundirme con la ceniza de mis cigarrillos, me duele el pecho el corazón roto proclama otro más, necesito fuerza en momentos como esté en los que no encuentro nada más que llorar acurrucada, debajo de las cobijas, en silencio escuchando una y otra vez la mayoría de las canciones que a veces me ayudan a  vaciar mi tanque.

A veces me olvido de mi ser, de mi existencia para recurrir al olvido completo de todo.

Inevitablemente vuelvo.

Siento que lo perdí todo aunque quizá todo me haya perdido, me reuso a salir, a ver otros ojos, a caminar despacio o rápido, a fingir que nada sucede, a que la ira entre en mi con cada mierda nueva que sale, a soportar una vez más la presión aún no estoy lista ni estaré pretendiendo que recuperé mi fuerza en su totalidad cuando en mi crece una decepción cada día de mayor tamaño.

Ahora sabes que soy miserable, que estoy algo hundida en mi fango y que lo siento demasiado espeso como para salir a aguantar lo jodido, mierda y contradictorio que llega a ser esté mundo.

A veces me sucede, por eso no puedes estar muy cerca ni por mucho tiempo aquí junto a mi, así que vuelvo a acariciarme el cabello, a acurrucarme en las cobijas, a ver otra película deprimente.



A-mor-idoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora