Love, Hate, And Others Cliché → KaiSoo/KaiDo

u n o

No eres mi tipo.

Kyungsoo si bien pudo trabajar en la industria de telefonía de su padre, un puesto de medio tiempo perfecto para lidiar con su carrera de medicina, sin embargo fue esta misma la que lo llevó a inclinarse por la oferta de su madre, trabajar en la semi iluminada y fría bodega del servicio funerario de su progenitora era todo lo que Kyungsoo necesitaba. El preparado de cadáveres era todo lo que se asemejaba a Medicina Forense y así estaba bien, por las mañana lidiaba con muertos y en las tardes con los vivos, era factible para él.

Su vida no era de ensueño pero tampoco se quejaba de aquello, aunque sus padres estuvieran separados eso no era impedimento para un almuerzo con ellos los fines de semana. Su madre solía ser como él, algo fría pero agradable, su padre era todo color, él ya tenía una novia —la cual no participaba de aquellos almuerzo, por su bien mental—, Kyungsoo trataba por lo mínimo de no tener que toparse con esa mujer.

Era otro fin de semana con sus padres en un restaurante cualquiera cuando su padre empezó a hablar de lo fabuloso que era el hecho de haber conseguido un modelo a mitad de precio para su campaña telefónica agradeciendo la oferta porque era más barato de lo que podía llegar a costar uno profesional, y sólo porque éste era un estudiante de tercer semestre de Artes Escénicas, perfecto para el tacaño de Ryeowook. Kyungsoo rodó los ojos y bufó sonoramente cuando su padre mencionó que había invitado al muchacho al almuerzo con el fin de convencer a él que dejara de trabajar en esa bodega fúnebre, se mudara a la empresa y usara ese brillante cerebro en su equipo de mercadotecnia.

—¿Invitaste a un modelo a nuestro almuerzo familiar? —pronunció Kyungsoo severamente, tenía deseos de matar a su padre con el cuchillo de rebanar pasteles sobre la mesa. ¡Que alguien lo aleje! Oh, su madre lo hizo, Dios bendiga a esa mujer.

—Seguramente es un hijo ilegitimo que quiere presentarnos acomodé lugar —dijo la madre de Kyungsoo mientras miraba la inexistente mugre en sus pulidas uñas acrílicas.

Ryeowook infló sus mofletes y negó con euforia.

—Tenía la intención de que el chico trajera a mi hijo de vuelta.

—Papá sigo aquí, no me he ido.

Ryeowook negó nuevamente.

—Estas más en el más allá que aquí, en el más acá, literalmente.

Kyungsoo estuvo a punto de decirle que aquello no tenía sentido pero fue interrumpido cuando su padre movió su mano y dio saltitos en su asiento; Kyungsoo giró su cuerpo al lugar que señalaba su escandaloso progenitor y cuando sus ojos se posaron en aquel esculpido cuerpo supo que era su fin, y también iba a matar a su padre.

«¡Mamá regrésame el cuchillo!».

—¡Jonginnie, por aquí!

Kyungsoo se hundió en su asiento, pasando la capucha de su suéter por encima de su cabeza en un efímero intento de ocultarse mientras le rogaba a su madre, Minha, que por favor salvara su alma; su madre se encogió de hombros, no esperaba menos de ella, si él era endemoniadamente igual.

Jonginnie tomó asiento al lado de Kyungsoo ofreciendo de esas sonrisas que a éste volvía loco. ¿Por qué de todos los morenos estudiantes de Artes de tercero tenía que ser Jongin? ¿Qué hacía mendigando a su padre?

El moreno comenzó a entablar una amena conversación con Ryeowook, y rápidamente fue presentado a la madre quien no mostró el más mínimo ápice de interés, Kyungsoo en serio amaba a esa mujer.

El pequeño Kyungsoo quería lanzarse por el arrecife más rocoso que existiera, estaba avergonzado de todo lo que estaba aconteciendo justo en sus narices, Jongin, Kim Jongin, Kai la persona que sólo hace un año lo había rechazado de la manera más no-generosa posible estaba sentado a su lado, hablando sobre teléfonos y modas y aplicaciones y Kyungsoo quería callarlo enterrando el pequeño cubierto para pasteles justo en su esbelta garganta.