Se tropezaba una y otra vez y ellos tenían que parar, dar media vuelta y levantarla del suelo. Era duro, porque era como acarrear con un peso muerto; no ponía de su parte y les dejaba todo el trabajo. Pero no pasaba nada, siempre era así. Lo que no sabía es que llegaría el día en que ellos se cansarían y seguirían su camino sin mirar hacia atrás. Ella se quedaría plantada de rodillas y mirando hacia delante, buscando desesperadamente la mano amiga. ¿Dónde estáis?-su voz era nerviosa.-Siempre estabais aquí, ¿donde estáis?- gritó con la voz ya desgarrada por la tristeza.
La soledad la abrumaba.
ESTÁS LEYENDO
Ella
RandomDiferentes reflexiones que yacen en una chica que puede ver más allá de todo lo visible pero que es incapaz de sentirse de la misma forma que el resto del mundo ante cosas de lo más comunes y propias del ser humano. La protagonista de estas introver...