FRASE 145

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Y ahí estaba ella, con el rostro cubierto por finos cabellos revueltos por una brisa primaveral, sentada sobre el pasto que adornaba perfectamente a un parque desolado y lleno de tristezas ajenas; pensando y pensando cosas que quizás nadie sabría, porque la confianza que alguna vez había sido parte de ella, había desaparecido.

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