one-shot

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Recuerdo que era otoño.

Estaba tan frío el aire que mi cara se sentía seca al caminar y mi nariz picaba. La parte de abajo de mis pantalones escurrían pequeñas gotas de agua sucia de los charcos y mi cabello ordenado comenzaba a gotear. Acomodé bien la mochila en mis dos hombros antes de entrar y sentarme en las bancas de en medio silenciosamente, sin nadie viendome realmente. Vi a mi lado dos veces tratando de descifrar que sucedía en la parte de atrás del salón, con bancas atipujadas y tantos alumnos hablando que apenas se entendía lo que decían con tanto furor e interés en la conversación.
Recuerdo que entró después de Mr. Kim Jung In, con la corbata mal puesta y la cabellera desordenada, su sonrisa era coqueta y sus labios perfectamente humectados a pesar del aire helado. Pero al bajar la mirada tragué duro al igual que los demás, que mostraban su sorpresa con un silencio profundo. Jongin pasó con sus muletas y su tobillo totalmente inmovil y cubierto, bajo la mirada de todos al final del salón, para sentarse en su banca lentamente. Mi corazón se hizo pequeño y mi cabeza automáticamente miró los garabatos de mi banca escolar.

Y ahí fue cuando comenzó nuestra historia.

Realmente era importante que Jongin se haya lastimado, era más importante que si Baekhyun o Soyeon o cualquiera lo hubiera hecho. Pero aun más impresionante era su risa despreocupada los días siguientes.
Y es que miraba tanto a Kim Jongin durante clases y hora del receso que había notado detalles en sus expresiones y descubierto nuevos lunares en su rostro.
"Kyungsoo, deja de observarle así, lo vas a asustar", comentó Baekhyun antes de dejar escapar una risa traviesa.

Jongin no me gustaba como el rubio decía, o eso es lo que solía decir, mis motivos iban mucho más allá de eso. No era el hecho de que el chico ya tuviera un futuro construido y una beca segura en la mejor academia de baile en Seul terminando la escuela, que obvimente se retrasaría varios años por su lesión. Eran las repercusiones que todo esto causó en él. ¿Todos eran tan lentos que no veían lo mismo que yo? Sus amigos, compañeros, intructores...no veían aquellas escapadas de clase donde iba a sentarse a la parte trasera de la escuela, completamente solo, no veían en sus ojos muy evidentes noches donde el moreno se limpiaba rápido las lagrimas seguramente porque su mamá tocaba la puerta para ver cómo se encontraba, no veían como se sentaba a ver a sus compañeros de baile entrenar mientras tenía los audifonos bien puestos y varios "Disculpa, no te escuché, tengo la música muy alta" salían de su boca, que yo traducía a un "Disculpa, no te escuché, estaba ocupado ahogandome en mis pensamientos, ayúdame".

Fue el cuarto mes del año que apareció en el taller música que impartía la escuela, después de largo tiempo sin verlo por ahí se me hizo raro que se sentara en las bancas junto al coro y no donde estaban los bailarines. Mi mente ignoró completamente su presencia, tratando de concentrarme en las notas que salían del piano tocado por Yixing y conectarlas con mi voz. "Tss, tss, Kyungsoo" abrí los ojos completamente desprevenido e ignoré por completo a quién fuera que me llamara en ese momento. "¡Kyungsoo!" Insistió la misma voz, giré irritado y lo vi con aquella media sonrisa burlona y esos ojos entrecerrados escrutandome, al sentirme totalmente cohibido fruncí el entrecejo y puse la mejor cara de molestia que pude. "¿Qué quieres Jongin?".

Así fue como comenzó nuestra primera rutina, Sehun se quedaba hasta tarde ensayando por lo que podía ayudarlo a subir a la planta alta pero no ayudarlo a bajar. Y de eso ahora me encargaba yo. Cargando 3 veces a la semana su pesada mochila y yendo escalón por escalon cuidando que no se cayera con sus muletas desgastadas. Y después del rutinario "Gracias Do" numero 10, mi boca produjo la pregunta del millón, la que resolvería todos esos chismes en los pasillos y debates durante clases estas ultlmas semanas. Y auque nunca le presto atención a cosas temporales en mi vida, no sé porqué ver a Kim asi me carcomia la consiencia. "¿Qué te ocurrió?" El moreno me miró directo al alma y sonrió mostrando todos sus dientes. "Me destrocé los ligamentos del tobillo en un ensayo", me sonrió una vez más para alzar su mirada hacia la puerta de salida "¿No quieres ir por un helado?".

Otra oportunidad.  (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora