Diciembre 3 de 1863

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Me encontraba corriendo en medio del bosque, sin ropa alguna, en lugar de ésta, me cubría una bata tipo "paciente de hospital". No lograba recordar por qué o cómo me encontraba ahí, ni siquiera recordaba mi nombre. paré un momento al escuchar voces, miré a mi izquierda, derecha. Nada.
De pronto esa chica de ojos azules corría desesperadamente que con solo parpadear ya se había estrellado conmigo.
- Wow, tranquila, ¿Qué te pasa? - Pregunté.
Traía puesto la misma bata que yo.
- Te...tenemos que sa..salir de aquí - Logró decir.
- ¿Por qué?
- Sueltame por favor —No la sujetaba— vienen, vienen por mi,  por nosotras.
- ¿Quienes? ¿De qué estás hablando?
- Ellos. Los demonios.
Bien, ya tengo la respuesta correcta a mis dudas, ¡Estamos locas! ¡Nos escapamos de un manicomio!, es por eso que traemos batas, hablamos piedras y estamos en el bosque sin saber a donde vamos. Uff. Todo tiene más sentido ahora.
- Deben estar cerca - Escuche una voz provenir del bosque. Que, de seguro, eran los guardias del manicomio.
De pronto la chica de ojos azules soltó un estruendoso grito, al girar vi algo que de seguro era lo más desagradable que había visto en toda mi vida. Ella estaba atrapada en una trampa para osos, pero lo más extraño era que la sangre que brotaba de su pie no era roja, sino verde. Como la de un extraterrestre.
- Allá están - Esa voz de nuevo llegó a mis oídos. Solo que ésta vez la acompañaba una flecha de ballesta. 
De alguna manera logré agarrar la flecha a centímetros de mi rostro, no salíamos de algún manicomio y ellos  no eran guardias. Sin darme cuenta, una flecha había perforado mi estómago y se había quedado ahí como intrusa. Sangre. Mi sangre empapaba toda la bata tintandola de rojo. Ignoré las puntadas de dolor que yacían en mi estómago y corrí lo más lejos que pude, me escondí tras de un árbol y lentamente bajé hasta sentarme en la tierra. Tenía que extirpar la flecha y cubrir la hemorragia, así que rompí parte de mi bata y pude ver mi piel cubierta de sangre, con solo tocarlo causaba un dolor desesperante, traté de olvidar eso, tomé el mango de la flecha y lo dirigí hacia afuera. Mala idea. Apreté los dientes tan solo para evitar gritar, que sentía que mi boca ya estaba fuera de lugar.
Una vez más. Me animé.
Nuevamente tomé el mango de la flecha y jalé hacía afuera con todas mis fuerzas. Por fin había salido. Y yo había gritado demasiado fuerte.
Mierda. Murmuré
Veía como la sangre salía en gran cantidad volviendo rojo los alrededores. Poco a poco mi vista se iba nublando hasta perder el sentido.
- ¿Estás seguro? Mirala, parece humana - escuché a lo lejos.
- "Parece".

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Holo, bueno esta es la primera historia sobrenatural que escribo y estuve imaginandola mucho en mi cabeza y al fin la conparto. Disfrutenla.
DA_Alev

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2016 ⏰

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