I never needed you like I do right now

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En sus primeros días de relación, todos decían que ellos hacían la pareja perfecta aun a pesar de que ambos eran hombres y que eso, para mucha gente, aun estaba mal.

No había día en que se les viera agarrado de las manos, siendo lo suficientemente cariñosos el uno con el otro sin llegar a hostigar. Viéndose como si fueran la única cosa que existiera en el mundo. Suspiros abandonaban sus cuerpos cada que se miraban fijamente, prometiéndose amor eterno como todas las parejas, pero que en ellos no habría un Para Siempre, sino un sempiterno*.

Eran perfectos el uno para el otro.

O por lo menos eso parecía ser para los demás. Porque con el pasar del tiempo fue que las peleas empezaron a ser constantes. No había día en que LuHan no le estuviera reclamando algo a SeHun por más mínimo que fuera, aunque lo que normalmente se discutía eran las amistades femeninas de SeHun. Aunque una cosa era clara: SeHun jamás cambiaría a LuHan. Y lo peor -o lo mejor, según se viera- es que LuHan lo sabía y aun así siempre estaba detrás de SeHun ofendiendo a sus amigas.

Los momentos felices habían disminuido y aunque el amor estaba presente, las peleas se estaban volviendo cansadas y desgastadoras para ambos.

—Quiero terminar. —LuHan sentenció después de una pelea, ambos estaban sentados en el sofá de la casa del mayor.

—Hagámoslo; terminemos con este martirio. —SeHun se levantó del sofá y caminó directamente hacia la puerta principal, abriéndola y saliendo de la casa sin si quiera despedirse o lanzarle una última mirada a LuHan, él sólo se fue y su relación termino.

En ese momento los dos creyeron que terminar seria la cosa que mejor habían hecho para el bien del otro.

Inconscientemente, y hasta el final, ellos se seguían protegiendo mutuamente.

Sin embargo, cuando el manto negro que representaba el cielo de la noche cubrió la ciudad y ambos tuvieron que irse a acostar para poder dormir, lo que pasó ese día no los dejo descansar como era debido. Pensar sobre si realmente iban a seguir adelante se había vuelto cansado, porque no sólo le habían dado vueltas al asunto ese día, si no al siguiente, y al siguiente de ese, y luego al siguiente...

Fue un periodo largo, y los dos, ilusamente, creyeron que con el tiempo el dolor pasaría. Que, como cualquier otra herida, está sanaría y cicatrizaría y sólo quedaría el vago recuerdo de lo que alguna vez fue.

No fue así.

En la universidad ellos se cruzaban en los pasillos cuando era el cambio de clase, a veces también se cruzaban en la cafetería o en los sanitarios. Por supuesto, todas esas veces que se encontraron, no se dirigieron la palabra y aunque ambos desearon con fuerza poder decirse cuanto se extrañaban, ninguno lo hacía por dos cosas. Una, su orgullo era más fuerte lo cual era una estupidez, y dos; LuHan creía que SeHun lo odiaba y SeHun creía que LuHan no quería saber nada de él.

Se dieron cuenta que nunca se habían necesitado como lo hacían en ese momento.

Pasaron los días, las semanas... la situación seguía siendo la misma.

En un día, después de que salieron de la uni, se habían encontrado en la salida, y uno camino hacia la derecha y el otro hacia la izquierda.

SeHun se mordió el labio con fuerza y jugo con las lleves, girando el llavero en su dedo mientras pensaba en si dar la media vuelta e ir por LuHan o sólo seguir con su camino a casa antes de que el cielo se pusiera más nublado. La situación se estaba volviendo fastidiosa, no había mejor manera para describirlo.

No tener a LuHan acostado sobre su regazo, lamiendo su cuello para hacerlo reír por las cosquillas, dándole de comer juguetonamente, tomarse de las manos y acariciarse el dorso con los pulgares... lo extrañaba, realmente extrañaba a LuHan.

Sempiterno {HunHan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora