Comienzos

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En diez años pasan muchas, muchas cosas, al igual que en siete, pero solo recuerdo pequeñas cosas de esos siete años.

Uno de mis recuerdos es que cuando se fue mi papá, había días en los que me sentía muy triste y llamaba a mi abuelito.
-Hola papi-
-Hola chiquitita-
-Papi, ¿donde estas?-
-En casa, ¿te sientes mal?-
-Sí, papi, me duele el corazón-
-En unas horas estaré ahí chiquitita-
-Ya papi-
Y en cuestión de horas mi abuelo estaba a mi lado haciendome reír, creo que esa fue mi gran suerte porqué tuve dos grandes abuelos, que no los quería porque me mimaran, los queria porque eran mis papás, porque eran reyes para mi y yo era su princesa, yo no era feliz por los juguetes, yo era feliz por el amor que me daban ambos, esos abrazos, cuando me hacían volar, yo era feliz, olvidaba todo y reía.

Cuando viajabamos a la ciudad donde vivía mi otro abuelo siempre nos recibían con una sopa de tomate, odio el tomate pero adoro la sopa, primero me recibía mi tío-padrino, al cual le encantaba mi uniforme del colegio porque eran los colores de su equipo, luego salia mi abuela a darme un abrazo y marcarme la frente con su pintalabios y por último mi abuelo que salia de su habitación con sus pantuflas y me miraba serio, yo le devolvía la mirada sería y luego sonreiamos los dos, era nuestro saludo especial, solo nuestro.

El estar con mis dos abuelos duro poco en 2003 murió el papá de mi papá, lloré como nunca, aún lloró cuando lo recuerdo.

Cuando tenia siete años me fui de mi pais, por un futuro mejor decía mi mamá. Lloré al despedirme de toda mi familia, de mi abuelito, de mis abuelitas, de mis tías y tíos, eramos una gran família, hasta ese momento.

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora