Rose

10 años

Al llegar fuimos a vivir al piso de una tía, familia cercana de mi mamá, el lugar era viejo, tenebroso y nada acogedor. Vivía mucha gente en ese sitio, era raro y no muy agradable vivir con gente extraña. Nosotros dormiamos en una habitación con dos camas, mi hermano pequeño dormía con mi mamá y yo sola, pero eso solo fue los primeros días, mi mamá consiguió un trabajo pero tenía que irse por la noche, mi hermano y yo lloramos los primeros días, pero poco a poco fuimos aprendiendo que solo nos teniamos el uno al otro, solo aguantamos un mes y medio en aquel sitio, un tío y mi mamá cogieron un piso por el centro y nos fuimos. Menos mal.

Comencé el colegio, no conocía a nadie y todos hablaban un idioma raro que yo llevaba escuchando meses por televisión, así que no me costó nada entender lo que me decían, mi profesora se quedo asombrada de mis conocimientos e interés por la lengua, no me costó mucho hacer amigos a los meses tenía un pequeño grupo. Pasaron los años y nuevas amigas llegaron a mi vida, sus nombres som dignos de mencionar, Lucia, Sam y Ana, estas chicas de cierta forma aún estan presentes en mi vida.

Acabé el colegio y en la zona en la que me encontraba tenia asignados tres centros de estudios secundarios pero por la zona los estudiantes de dichos centros no eran una muy buena influencia que digamos. Otro cambió duro. Tenía amigas y amigos y ahora me tocaba comenzar el Instituto en un centro alejado y sin conocer a nadie.

Para rematar a la semana me cambiaron de clase y me toco volver a presentarme y conocer a otros muchos estudiantes. La primera semana fue dura, no conocía ni a mi sombra en aquel lugar, pero pronto me hice amiga de una chica que definitivamente cambio mi vida, Carol, con ella compartí secretos y superaciones, compartimos años importantes, amores y desamores cuando teniamos 14-15 años comenzamos el 3 año de secundaria junto a Sofía, Valeria, Joana e Irene.

Ese año comenzaba mi adolescencia y lo hacía con mejores amigas y en clase tenía al chico que me gustaba, todo era genial. Por diciembre tuve, quizás, la suerte de entablar una amistad con el amigo del chico que me gustaba que encantado me presto su ayuda para emparejarme con el susodicho, lo que yo no veía venir era que me enamoraria de este chico, Manuel.