c u a r e n t a y c i n c o

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— ¿Vas a quedarte así?

Para mi madre, la comida del uno de enero era un evento formal, puede que no tanto como el Año Nuevo lunar, pero aún así siempre nos habíamos arreglado para comer en familia. Por eso le extrañó verme en pijama cuando estábamos a punto de bajar al comedor para comer juntos. Me encogí de hombros.

— Solo estamos nosotros. — me excusé. — No hay nadie especial. Si tuviéramos más invitados, a lo mejor sí me vestía con algo formal...

Con ''nosotros'' me refería a mi madre, a Jungkook, a su novia y a mí. Mi madre, tan digna como siempre, me cogió del antebrazo e hizo que me levantara de la cama a base de tirones. Se paró enfrente de mi armario y, como si yo fuera una maldita muñeca a la que podía vestir, sacó un vestido granate y me lo enseñó, satisfecha. Era un vestido que no me ponía desde que era una adolescente. Mi madre me miró con chispas en los ojos, esperando que me lo pusiera.

— ¿Y Yoongi? ¿No va a venir a comer con nosotros?

Suspiré. No le conté lo que pasó la noche anterior, ni siquiera le conté con detalle lo que ocurrió en Londres. Mi madre seguía creyendo que mi relación con Yoongi era de lo mejor cuando en realidad estaba completamente desmoronada. — Mamá, ese vestido no me valdrá. La última vez que me lo puse tenía dieciséis años.

— Pero si sigues igual de delgadita que antes... Venga, póntelo y baja al comedor. — se marchó de mi habitación, dejando la puerta abierta. Me apresuré a cerrarla, y escuché a mi madre gritar desde las escaleras. — ¡Y péinate!

Cerré la puerta despacio. Me desvestí para ponerme el vestido granate. Obviamente, había crecido en los últimos años y apenas pude meter los brazos por las mangas. Opté por vestirme con unos vaqueros y una camisa blanca. Era una simple comida en familia, no una conferencia con un presidente. Alguien llamó a mi puerta con un par de golpecitos. Alargué el brazo para alcanzar el picaporte y girarlo.

— Hola... — la vocecita suave y acaramelada de Olivia combinaba perfectamente con las trenzas que Jungkook acababa de hacerle y su vestido de flores. Sonreí enternecida al verla. Ella sí que era como una muñequita. Pasó a mi habitación con algo de timidez y cerró las puerta tras ella. — Sólo venía a preguntarte si puedes maquillarme un poco.

— Pero si eres preciosa, Olivia. — reí.— No necesitas maquillaje. — Un poquito de autoestima, quise decirle.

— No, no, yo no-

— La única que necesita maquillaje, kilos y kilos de maquillaje, soy yo. — me acerqué al pequeño espejo que tenía sobre mi escritorio y abrí el neceser con maquillaje que solía llevar en el bolso, con lo justo para hacer unos cuantos retoques.

Olivia se sentó a los pies de mi cama y se quedó observándome, concentrada en cada paso. Al rato llegó Jungkook. Mi hermano ni siquiera llamó a la puerta, entró sin más, masticando ruidosamente algo que mi madre le había dado a probar. Se dejó caer al lado de su novia. Vi, por el relfejo del espejo, cómo los dos me miraban con la boca semiabierta. Sus expresiones de asombro me hicieron reír.

— Woah. — dijo Jungkook. — ¿Para qué tantas cosas si al final acabas igual?

— No está igual, está más guapa.

Mi hermano intercambió miradas entre Olivia y mi cara. Después entornó los ojos. — No veo la diferencia.

Rodé los ojos dramáticamente. — Hombres.

La novia de Jungkook soltó una risilla suave, dando un golpe juguetón a mi hermano con la rodilla. — Sí, hombres.

— Ay, esas miraditas... Si queréis hacer algo, que sea en vuestra cama. — bromeé, señalandolos de manera amenazadora con un pintalabios rojo. — O si tenéis mucha prisa, cambiad las sábanas después y que yo no me entere, ¿vale?

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora