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-¿Tú? -decimos al unísono.

-Oh vaya, qué sorpresa, la perrita con una nueva adquisición -dice mirando a mi hermano con burla- ¿Por fin admitiste lo que eres?

-Cierra la puta boca gilipollas. Y no, no es mi "nueva adquisición" estúpido. Ahora quita de la puñetera puerta para que podamos pasar.

-¿Y si no quiero?

-Vas a querer, a no ser que quieras otro moretón en tu fea cara.

Hace una mueca extraña y se aparta, haciéndome sonreír como niña pequeña.

-Bueno perrita, que sepas que esto no acaba aquí.

-Oh, claro que no acaba aquí -pero justo antes de lanzarme sobre él, mi hermano me sostiene en el aire, haciendo que parezca un pez fuera del agua- ¡Suéltame Keith! ¡Lo voy a matar!

Claramente, no consigo nada y mi hermano nos adentra en el despacho, dónde un no muy alegre director nos mira.

-Eh... Hola, soy Dyland Sawyer, antigua alumna, vengo a inscribir a mi hermano, Keith Sawyer. Lamento lo de la entrada señor, es solo que ese chico me saca de mis casillas -digo avergonzada y mi hermano me mira con gracia.

El joven director sonríe levemente y nos indica que nos sentemos.

-No importa señorita Sawyer, ahora cuénteme Keith, un poco más sobre usted - Keith asiente y comienzan a hablar animadamente. El director se ve bastante cómodo y me ha mirado más de una vez de reojo. Madre mía, si no me sacara unos cinco años ya estaría pidiéndole el teléfono- Y... Bueno señorita Sawyer, ¿es usted tutora legal de su hermano?

-¿Eh, qué? -malditas hormonas- Oh, no, es mi madre pero ella está en Nueva York, así que ahora mismo su tutor es mi padre.

-Bueno si no está su tutor aquí no puedo inscribirle. Pero puede llamarlo para que venga o venir en otro momento.

-Mi padre ahora mismo debe estar trabajando así que si le viene bien mañana a esta hora él podría venir por mí.

Frunce un poco el ceño.

-Creí que usted vendría también, ya sabe, por ser antigua alumna y eso, podría aconsejar a su hermano -se me instala una sonrisa en la cara al oír esa barata excusa.

-Me encantaría señor, pero mañana tengo cosas urgentes que hacer, aunque puede que otro día -digo siguiéndole el juego. Ambos sabemos que no estamos hablando de inscribir a mi hermano, pero él es tan tonto que no se ha enterado de nada. Bueno que es tonto y que está jugando con su móvil.

-De acuerdo señorita Sawyer, como usted quiera -nos acompaña hacia la puerta y cuando mi hermano sale, se me acerca y me susurra- Por cierto, soy Adam Wesley.

Le guiño un ojo y sin más, nos vamos rumbo a casa.

***

Cuando llegamos, Cereales nos recibe animadamente y empieza a ladrar contento.

Awww me ama. O tiene hambre. Una de dos.

-¡Ven Cereales! -lo llamo cuando echo su comida en su cuenco, e inmediatamente, empieza a comer con ganas.

Igual sé que me ama.

-¡Dyyl, tienes visita! -grita mi hermano haciendo que adopte una actitud confusa.

Preguntándome quién es, voy hacia la puerta principal cruzándome con mi hermano. Abro la puerta y me encuentro a nada más y nada menos que Zach, mi mejor amigo.

-¡Gato!

-¡Demonio! -grita cogiéndome en brazos, tomándome desprevenida- ¿Quién era el chico que me abrió?

-Es Keith, mi hermano. Ha venido a terminar el instituto aquí y entrar en una buena universidad.

-¿A qué instituto irá? -pregunta Zach entrando en la casa.

-Creo que al tuyo, a mi antiguo instituto -Zach tiene dieciocho años recién cumplidos, sólo nos llevamos un año, pero pareciera que él me saca por lo menos dos.

-¡Genial! Podría venirse con los chicos y conmigo.

En ese momento baja Keith y se sienta en el sillón, al lado del nuestro.

-Keith este es Zach, mi mejor amigo. Tiene tu edad y va a tu mismo instituto. Podríais llevaros bien.

Ellos empiezan a hablar de cosas de fútbol americano y mientras yo voy a la cocina a comer algo.

***

-Dyl, tengo que irme, mamá dice que tenemos visita -dice Zach mirando su teléfono y levantándose- Eh tío, ya nos veremos en el insti. Ya te escribo, demonio.

Zach se despide y se va.

-Bueno ¿qué quieres de cenar?

-Me gustaría cenar tacos.

Oooh, a mí también.

-Pues tacos será.

Subo a cambiarme por algo más abrigado ya que es de noche, y solo me cambio los shorts por unos leggins negros y me pongo una chaqueta de cuero negra.

-¿Iremos a cenar al restaurante? -me pregunta Keith nada más bajar.

-Sip.

Vamos al garaje y cogemos un coche esta vez, un Lamborghinni Huracán negro mate.

Conduzco hasta el restaurante mexicano más cercano y aparco frente a este.

La gente se queda mirando el coche, sobre todo un grupito de chicos "malos" que están cenando en las mesas de fuera del local.

-Eh, muñeca, seguro que no sabes qué coche es ese, así que devuélveselo a tu papi -grita uno haciéndo que los otros se rían.

Mi hermano ha debido notar mi cara de "No me toques las narices" porque inmediatamente dice:

-Venga Dyland, no te piques por un grupo de niñatos -asiento y repito en mi cabeza "No te piques, no te piques, no te piques..."

Afortunadamente, conseguimos llegar al restaurante sin formar un jaleo, y tan pronto como llegamos, nos dan una mesa apartada del bullicio del centro.

-Nuevo récord, no has montado un numerito -se ríe mi hermano, según él, elogiándome- Bien hecho hermanita.

Lo miro con mi mejor cara de "Cállate si no quieres que te de un puñetazo" y deja de reírse.

Pasan unos cinco minutos en silencio cuando llega el camarero que es... *redoble de tambores*

¡El estúpido del moretón!

Joder, ¿enserio vida? ¿Me estás vacilando?

Se queda quieto al verme pero rápidamente se recompone.

-Bienvenidos a Don Nacho, ¿qué desean?

-Yo quiero dos tacos grandes de ternera y pimiento -responde Keith- ¿Y tú, Dyland?

-Yo... Quiero dos tacos grandes de pollo.

El estúpido apunta algo en la libreta y asiente.

-Entendido, en breve estará su pedido -me mira por última vez y se marcha a, supongo, seguir atendiendo clientes.

***

Salimos del restaurante, estamos por subir al coche y cómo no, otra vez los imbéciles.

-Niñita de papi, pensé que esta vez vendrían a recogerte en limusina, se te podría romper una uña conduciendo.

-Ey Dante, déjala, no merece la pena -espera, yo esa voz la conozco- Enserio, ¿de qué te sirve? Vámonos, he acabado mi turno.

Miro en dirección al dueño de la voz y lo veo a él, el estúpido, mirándome fijamente.

-Tienes razón Noah, vámonos, ya van a empezar las carreras.

Seguidamente se van, al igual que nosotros.

¿Qué coño ha sido eso?

⚀⚁⚂⚃⚄⚅

M.🌟

KadenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora