Prólogo...

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"Luna, quieres ser madre y no encuentras querer que te haga mujer..."


Japón 27 de marzo de 1702...

La noche dominaba en el imponente Japón siendo acompañada con una espesa y asfixiante negrura, la venerada luna parecía no querer hacer acto de presencia tal como los días anteriores por lo que un par de estrellas intentaban vagamente cobijar con su tenue luz al enorme país; la mayoría de personas ya se encontraban emprendiendo la marcha a sus hogares y los comerciantes abordaban sus mercancías en caballos y carretas siendo guiados por la luz de sus candiles y así perderse por el pedregoso y adoquinado camino; una potente brisa reinaba por todo "El Seireitei" ocasionando un sórdido y gutural sonido al traspasar las rosadas copas de los árboles de cerezo al igual que generaba un insoportable frío que calaba hasta los huesos. Para ese momento no se veía ni una sola alma rondando por el lugar haciendo que solamente el silencio abordara las solitarias calles; sin embargo el galopeo de 2 caballos y el pequeño crujido de una rama rompiéndose al ser pisada por los cascos de uno de ellos denotaba que aún había un misterioso par paseándose por la ciudad mientras mantenían una curiosa conversación.

- Gracias por ayudarme a ingresar al Seireitei y por dejarme pasar la noche en tu hogar, sin tu ayuda hubieran tardado más en dejarme entrar- comentaba jovialmente un joven pelirrubio enfundado en una capucha negra mientras montaba uno de los caballos y observaba a su acompañante.

- ¡Shh! guarda silencio idiota... te debía el favor así que ya estamos a mano, además siempre hubieras encontrado la manera de entrar aun sin requerir mi ayuda- susurraba cierto pelinegro que vestía el uniforme de los samuráis; este constaba en un shitagi blanco interior y un kosode y hakama negros, sobre esas vestimentas llevaba un haori color blanco que denotaba su importante estatus- ¿enserio crees que sea correcto que regreses a tu clan después de tanto tiempo?, ¿te imaginas como reaccionara Tesla?.

- ¡Ah, vamos! No te preocupes por eso... sabes bien que no he regresado con el fin de volver directamente a mi clan, además Tesla no tiene por qué sentirse amenazado por mi presencia; él es el líder ahora ¡y sé que le dará gusto ver a su sensual hermano después de tanto tiempo!- concluyo el hombre de rubia cabellera con un tono muy alegre y despreocupado que daba a pensar si no tenía uno que otro tornillo suelto.

- Deberías tomarte este asunto con más seriedad Kisuke.

- Pero si tú eres igual o más despreocupado que yo Isshin-san... mejor dime, ¿cómo se encuentra Masaki-san y tus 2 retoños?.

- ¡¡¡Ah que bueno que preguntas!!!, mis polluelos crecen cada día más hermosos y eso que solo tienen 3 años, ¡ya me imagino como se verán dentro de unos 20 años más! ambos heredaron la belleza de sus padres; y mi Masaki luce más hermosa y radiante que nunca, el embarazo realmente le sienta bien... no te imaginas lo espléndido que se siente acariciar su vientre de 6 meses y sentir moverse a mis 2 futuras hijas.

- Valla... otra vez tendrás gemelos, debes darle un respiro a Masaki-san porque de seguir así armarán su propio ejército- comento el encapuchado con un tono sugerente que dejaba entrever sus pervertidos pensamientos- ¿y cómo sabes que serán niñas?.

- Fui a hacerle una visita a Lisa-chan y ella siempre acierta con sus predicciones... deberías visitarla para saber si te aguarda algo interesante en tu estadía en la ciudad.

- Paso... es mejor mantener el suspenso y esperar a que algo suceda ¿no lo crees?- y tras finalizar la conversación se mantuvieron el resto del camino a la vivienda del pelinegro en un agradable silencio. Urahara Kisuke tenía el presentimiento que su regreso y estadía en "El Seireitei" sería muy interesante y a lo mejor estuviera en lo cierto... pero lastimosamente no todo lo interesante tenía que tener un feliz desenlace...

"Cuando el destino nos alcance"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora