Quinta carta de Liz a Harry

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Elizabeth Beech
Calle West Cliff, 146
Edgewood Heights, NJ 08025
10 de diciembre de 1994


Harry Edward Styles
Springtime Press
Calle 56 Este, 1
Nueva York, NY 10022

    Estimada sr. Styles:

    Su carta me ha sorprendido, me ha emocionado y me ha asustado. No puedo comer ni dormir. Afortunadamente llegó ayer, por eso aún no me he muerto de hambre.
    Muchas gracias por leer mi capítulo y por haberle gustado. La suya es la primera opinión de la que puedo fiarme. La señora Reeves se emociona tanto por cualquier señal de vida que encuentra entre sus alumnos que siempre exagera en sus alabanzas. Intento tener presente que lo que es «excepcional» en el instituto Edgewood Heights no es necesariamente «excepcional» en el mundo exterior.
     Por desgracia, hay un problema. No existe el resto del libro. La señora Reeves no se puede creer que le haya enviado a usted el primer capítulo de un libro que no he escrito, cuando tengo cuadernos llenos de libros que sí he escrito, pero es que éste es el mejor texto que he hecho, de eso estoy segura, y ahora mis antiguos trabajos no me parecen lo bastante buenos como para enviárselos. Pensé que cuando un editor me pidiera más textos (si es que tal milagro pudiera ocurrir), yo tendría más capítulos escritos, porque escribo muy deprisa. Pero no los he escrito.
   El problema es que, como ya se habrá figurado, el primer capítulo esta basado en un hecho real, sólo que he cambiado los nombres de los personajes. Y desde que lo eché en el buzón, cada vez que me pongo a escribir, pienso que hay personas que podrían sentirse dolidas si el libro llegara a publicarse. Ya sé que es una tontería (ningún libro se ha publicado la primera vez que se ha enviado), pero ahora todo parece tan real... Cuando comienzo a escribir me imagino a la gente leyendo lo que he escrito, y tengo que romper cosas.
   ¿Cree que debería enviarle mis relatos antiguos? Yo no quiero. Lo que quiero es escribir y enviarle esto. Pero tampoco quiero herir a la gente.
    No sé a qué se refiere exactamente con «sensibilidad poética», o cómo puede decir que la tengo al leer mi capítulo, pero si es aún menos frecuente que el don de las palabras, me alegro mucho de que diga que la tengo.
Gracias por decírmelo.
     Discúlpeme por lo del resto del libro. O, mejor dicho, de mi no libro. Esta vez si que le he hecho perder el tiempo.

Atentamente,
Elizabeth Beech

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