- Nadie te lastimara -

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-Busquenló, no pudo haber llegado lejos, no siquiera más allá de los límites del palacio - Solaris, se sentía en una incertidumbre total, primero por la forma tan estúpidamente fácil con la que Cross se filtro por los pasillos del castillo, y la número dos por la credulidad de su mejor alumno y de sus guardias, básicamente noqueó al muchacho y a un guardia, uso la ropa de este y se coló por el castillo, ¿Tan fácil había sido burlar las fuerzas equestrianas?, ¿ Tan incompetentes se mostraron, como para que un sólo hombre se la allá burlado?, ¡para que carajos sirven todas esas tropas entonces!, no creyó tener que solicitar un apoyo del reino de la señorita Cristal Cuprum, quizá era la primera mujer que mandaba sobre su reino, en las tropas estaba incluido Kupfer Krone hermano de Copper, joven de carácter frío, arisco, y sin tacto con las personas, pero en total contraste su personalidad cuando estaba con su familia, su joven hermana le suplicaba que no le hiciera daño al chico con trenza azabache, no se lo podía permitir, el sólo se fue con la última frase que rezaba "Yo sólo haré mi deber hermana".

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Cualquier otro hubiese huido lejos de la capital, es más de poderse, hacer parecer que se lo trago la tierra, pero Cross no, se quedo cerca de la plaza, cubierto por su siempre fiel capucha negra, la verdad ni el mismo sabe que hace en ese lugar, ya se pudo largar de ahí con mucha ventaja de la guardia real, pero, esa pequeña villa, ese paisaje, todo le traía tan tiernos y brillantes recuerdos; su niñez ahora se veía tan lejos, tan disuelta, tan irreal; el recuerdo que guardaba ya más parecía pertenecer a un sueño, un dulce sueño donde nadie le podía hacer daño, protegido por un eterno guardia y consejero, alguien a quien solía llamar PADRE.

Hace aproximadamente un milenio, con unas cuantas décadas, un hombre aún joven con la apariencia de 26, se había estacionado en la capital de Canterlot, con su esposa y un pequeño en el interior de ella, el había estudiado para ser un negociante, para poder brindar a su bebé la mejor de las oportunidades, el niño vino al mundo el 16 de diciembre, justo cuando la blanca nieve cubría el reino, sin embargo, algo paso, sus ojos nunca alcanzaría a ver más allá del largo de sus brazos, eran esmeralda, como los de la madre, pero sin poder disgumbrar lo que veía a lo lejos, tal vez por esto sus padres le dieron demasiada sobre protección desde temprana edad, a pesar de todo el pequeño Sweet Heart tenía una vida bastante feliz, sus padres le instruyeron en casa, pues los niños siempre llegan a ser crueles, y su condición no era para menos, su primer contacto fuera de su casa, y los límites de esta, fue a la edad de 3 años, cuando acompaño a sus padres a un negocio para cerrar un importante trato, el pequeño se divertía sólo en el frío pasaje vestido de blanco y adornado con cristales de agua, estaba en el congelado lago, mientras imaginaba mundos increíbles, que sólo una mente tan inocente, podría crear, pero, parece ser que los padres tenían razón en lo que decían, los demás, muchas veces son crueles con el resto; fue así que una banda de cinco chicos rondando entre los 8-12 años de edad, se acerco al chiquillo, quien alegremente jugaba con unos peluches de algodón, estos vinieron asechando a la indefensa víctima, la cual seguía en su mundo de fantasía, fue cuando el mayor de la pandilla se acerco, y arrebató el peluche a la pequeña presa ...

- oh, ¿tu también gustas jugar con el señor Afra?- sonrió el menor, de manera inocente, pues no le pasaba siquiera por la cabeza, lo que esos planeaban con el.


-¿sabes lo ridículo que te ves jugando aún con ositos de peluche?, es más, ni pareces un hombre, más pareces una niñita asustada - los cuatro tras el mayor también soltaron sonoras carcajadas a lo largo de aquel silencioso lugar; el niño pequeño no entendía el porque de su risa, y simplemente empezó a reír con el grupo de busca pleitos, cosa que a los chicos término por molestarles y prosiguieron con su agresión.

- ¿Que te causa gracia?, insignificante marica, eres tan niñita que deberíamos de darte una lección para ser un hombre

-

Ser un hombre ... creó que, aprendí muy bien esa lección

Los niños al rededor de el pequeño infante, comenzaron con rasgar los peluches de el chico, para después comenzar con la agresión en contra de el pequeño cuerpesito de este. Patadas, golpes, insultos, tirones de cabello, pellizcos, entre demás formas de tortura fue parte de lo que recibió el menor, quien ahogado en lágrimas y soltando alaridos de desesperada suplica, rogaba a los Malnacidos que desistieran de la paliza, que por favor se marcharan y prometiendo que seria más hombre y dejaría sus juegos de niñita. Pero todo fue en vano, los muchachos no paraban, y fue casi al final, cuando todos se habían desahogado con la criatura, que el más regordete de ellos asesto en darle un pisotón en la espalda, ahí fue cuando escucharon ese sonido tan peculiar.

-Crack-

Los inmaduros monstruos huyeron de ahí despavoridos pensando que mataron a la cría, estaba apunto de caer inconsciente, cuando escucho una voz que anhelaba acompañada del característico crujir de la nieve, acercándose para su rescate.

- mi pequeño, oh por el señor, mira como te han dejado - decía el hombre con lágrimas en los ojos, mientras cargaba en sus brazos al único primogénito que tendría durante el resto de su vida.

- papi no puedo moverme - susurraba casi cerrando sus ojos y abriendo paso al quedarse inconsciente en los brazos de su progenitor.

-lo se pequeño es por lo que te hicieron los salvajes que ta hallan tocado - decía el mayor mientras acomodaba la cabecita de el crió en sus hombros, sintiendo esa ya tan débil respiración suya.

- no, mí espaldita no se mueve -

La afirmación de el niño lo tomo por sorpresa, pero no impidió que el siguiera en consuelo de su bebé.

- ... No te preocupes cariño, papá esta contigo, y conmigo cerca, nadie te lastimara -



Recuerdo ese día ... Padre ... Vuelve a lado,
Ya me han lastimado muchas veces .




Finally Happy (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora