En ese momento, Alice se encontraba a solo un paso de su nueva vida.
No literalmente, claro está.
En realidad se encontraba a un paso de lo que sería su nuevo hogar, (si todo iba según lo planeado) durante los próximos cuatro años.
Una pequeña casita color crema, con una enredadera que llegaban hasta las ventanas del segundo piso y un gran jardín con una pequeña piscina y unos cuantos árboles en la parte trasera.
La casita se encontraba en Buppert, una ciudad no muy grande situada al norte de Estados Unidos.
Allí viviría con sus nuevos compañeros de casa, dos chicos y tres chicas que no conocía de nada, pero que debían ser hijos de viejos amigos de su madre. Ella era la que había organizado todo aquel embrollo. Alice solo quería alquilar una habitación en el campus de la universidad para poder concentrarse al cien por ciento en sus estudios sin ningún problema ni entretenimiento, pero su madre insistió en que le sería mucho más fácil para conocer a gente nueva e integrarse utilizar la vieja casa de sus abuelos, que en paz descansen, y compartirla con un grupo de estudiantes de artes escénicas como ella. Que por supuesto no se librarían de pagar su correspondiente alquiler.
Cosa que dejaba muy claro que a su madre lo único que le importaba era no tener que pagar ni un solo duro de su bolsillo.Y por fin, decidió dar el paso, ya estaba dentro, claramente no había nadie, ella era la única que tenía la llave de la casa y todas sus copias para entregárselas a sus compañeros.
Eso le otorgaba una gran ventaja a la hora de escoger la mejor habitación de toda la casa.Ahora mismo se encontraba en frente de unas escaleras que no tardó ni un segundo en subir, ya tendría tiempo más tarde de inspeccionar la parte inferior de la casa. A la izquierda se encontraba la puerta del baño, y casi pegada a ella, haciendo esquina, la puerta de una de las cuatro habitaciones, ni loca pensaba quedarse con esa habitación, ni si quiera se molestó en mirar como era el interior, no estaba dispuesta a tener que aguantar el sonido de la cisterna o de la ducha cada vez que uno de sus compañeros iba al baño, y ni siquiera hablemos de los malos olores.
Un poco más a la derecha había una puerta que llevaba a una habitación que tenía literas, no era por sonar a social, pero puestos a elegir prefería no tener que compartir su habitación con nadie, pensó que esa habitación podrían utilizarla los hombres de la casa por lo menos tenía baño propio.
En frente de esa había otra, ni muy grande ni muy pequeña, no le veía ningún inconveniente, así que esa podría ser una de las opciones.
Al final del pasillo estaba la última habitación, muy agradable fue la sorpresa de Alice al encontrarse con una habitación un poco más grande que el resto y ¡Un baño propio! En esa habitación había espacio suficiente para que pusiera un escritorio sin ningún problema. Así que sin dudarlo ni un momento más,
cogió sus maletas y se instaló en la habitación.
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Te espero en mi habitación
Roman pour AdolescentsCuando estás a punto de empezar tus estudios universitarios en una pequeña ciudad olvidada y además tienes que compartir casa con cuatro completos desconocidos, no puedes evitar tener miedo de lo que te deparará el futuro, y así es como se siente Al...