2.Señorita Cooper

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*CAPITULO 2* -MULTIMEDIA: Misty

Bajo al garaje y cojo la bici, no pienso coger el bus y tener que aguantar a 10 críos de primaria corretear como si nada, al sudoroso de turno que por mucho que se acabe de duchar llega a la parada y ya tiene unas manchas circulares enormes en los sobacos y por si no se oliera a diez kilómetros, se sitúa siempre en la barandilla de tu lado. El señor deberá pensar que no estas demasiado activa por las mañanas y te quiere despejar aun que tan solo sean las fosas nasales.

Justo cuando llego  a la puerta del insti, dejo la bicicleta en su sitio y mientras estoy buscando las llaves del candado alguien se acerca alguien por detrás mio, me coge y me levanta como dos palmos del suelo. 

Pego un chillido ahogado y en seguida me suelta tapando con su mano derecha mi boca.

-¡¡No chilles loca!!- Al oír su voz me tranquilizo, es Dani, mi mejor amigo desde primaria, hacía un año entero que no lo veía, sus padres se separaron y tuvo que mudarse a NewYork con su madre.

-¡¡Bua Dani!! ¡¡Me has pegado un susto enorm..-Me gire y le vi ahí plantado, la ultima vez estaba mucho más bajito, era más canijo y no tenía la suficiente fuerza para levantarme ni si quiera dos centímetros.

-¿Hace un año que no me ves y lo único que me dices es "Bua Dani me has pegado un susto enorm..."- No a cambiado sigue imitándome a la perfección jajaja.- ¿ni si quiera me has echado lo suficiente de menos como para acabar la frase?- Lo decía con una enorme sonrisa en la cara, los dos sabíamos que quería picarme, pero esta vez no.

Si hubiera sido por él hubiera seguido quejándose de mi reacción, pero esta vez soy yo quien le puso la mano en la boca para que se callara, le di un abrazo enorme y por fin se calló.

-Mira que eres idiota, desapareces un año, pegas un cambiazo enorme y te quejas de mi. Comprende que esta pobre chica está atónita.- Me sonrió.- Ahora ya que me has asustado ayúdame a buscar la llave del candado.-

-¿Cual llave? ¿Esta?- y de su bolsillo saca la llave de mi candado.- Se te ha caído cuando buscabas el candado.

Entramos al instituto y por suerte me ayudó a aguantar las primeras cuatro horas que tenemos en la misma clase. Ahora voy a por mi primera optativa, plástica.

Entro en el aula y un profesor que no reconozco me mira extrañado. Más extrañada tendría que estar yo. Me siento al fondo de la clase y al ver que nadie dice nada alzo la mano.

-¿Donde esta el profesor Bandrés?- El nuevo profesor clava su mirada en la mía intentando intimidarme, pero eso no va conmigo. Al ver que no obtengo respuesta adorno la pregunta.- ¿Se encuentra mal?-

-Señorita...-dice levantándose de su silla y dejando en entre dicho que dijera mi apellido.-

-Cooper.- Le respondo con tono seco y áspero.-

-Señorita Cooper si usted - (en serio, me va a llamar de usted... venga ya ¿que estamos en los 40?)- hubiera tenido la consideración de llegar a tiempo a su clase de plástica hubiera podido escuchar mi explicación de porque estoy aquí en lugar del Señor Bandrés.-

Me quedo petrificada, tiene razón, pero aún así no me ha contestado a mi pregunta. Y como si estuviera leyendo mi mente prosigue con su explicación.

-El Señor Bandrés murió ayer en un accidente de tren.- Me quedo blanca, sin nada que decir. Bajo la mirada hacia mi cartera y saco mi libreta de dibujo. Vuelvo a mirar al frente y el profesor nuevo no está, noto una respiración cerca de mi y me giro sobresaltada, el serio profesor me mira desafiante. Abro mi libreta y procedo a preguntar.

- ¿Tenía usted pensado alguna actividad para hoy? Porque si no le importa me gustaría proponer una.- 

-Continúe Srta. Cooper.-

- Podríamos hacer una representación de lo que significaba el profesor Bandrés para nosotros, juntando nuestras láminas y así crear un dibujo usando las técnicas que nos enseñó y poder llevárselo al entierro. Y por cierto, ¿Como debo llamarle?-

- Primeramente quería saber que es lo que habéis aprendido en lo que llevamos de curso, así que me parece bien su idea, y por otra parte, lea en la pizarra Srta. Cooper.-

Giro mi cabeza 90º y veo en la pizarra escrito "Sr. Eduardo", asiento y avergonzada miro hacia mi folio. 

El resto de la clase estuvimos trabajando en el proyecto sin prestarle demasiada atención al profesor. Lo que más me sorprendió fue que alguien tan joven hablara de esa forma tan anticuada.

Kayle CooperWhere stories live. Discover now