En ese momento Lucas me hizo una pregunta que me dejó descolocada:
-¿Quieres irte de aquí de verdad?
-¿Te refieres a... huír? ¿A escaparme de verdad?
Lucas asintió, y parecía que lo decía muy en serio. Aunque no podía ser. Seguro que me lo había preguntado para devolverme a la realidad.
-No, no quiero -admití al final-. Volveré y me prepararé para ir al cole como una niña buena.
Otra vez esa sonrisa.
-Nadie te obliga a comportarte como una niña buena.
Su modo de decirlo me reconfortó.
-Es que ... La academia Medianoche... No sé si voy a saber encajar en este lugar.
-Yo no me preocuparía por eso. Puede que no sea tan malo acabar de encajar en este lugar.
Me miró fijamente, muy serio, como si supiera de otro lugar en que pudiera encajar mejor. O de veras le gustaba o me lo estaba imaginando porque quería gustarle. La prácticamente nula experiencia sobre el tema me impidió saberlo.
Me puse de pie a toda prisa.
-¿Y qué hacías tú cuando me viste? -Le pregunté, mientras él también se ponía en pie.
-Ya te lo he dicho, creía que necesitaba ayuda. Por aquí corre gente un poco chunga. No todo el mundo sabe controlarse. -Se sacudió unas cuantas agujas de pino del jersey-. No debería haberme precipitado en savar conclusiones, pero me pudo el instinto. Lo siento.
-No pasa nada, de verdad. Ya sé que querías ayudarme. Me refería a que qué hacías antes de verme. La presentación no empieza hasta dentro de unas horas y es muy temprano. Les dijeron a los alumnos que llegaran sobre las diez.
-Nunca se me ha dado bien seguir las normas.
Aquello empezaba a parecerme interesante.
-Entonces... ¿Eres una persona madrugadora, de esas que se levantan de un salto por las mañanas?
-Ni po asomo, todavía no me he acostado.-Tenía una sonrisa cautivadora y ya me había dado cuenta de que sabía como ultilizarla. Y no me importaba-. De todos modos, mi madre no podía acompañarme. Está fuera, podríamos decir que de viaje de negocios. Cogí el tren nocturno y decidñi llegar a pier, para saber qué terreno pisaba y... rescatar damiselas en apuros.
Al recordar a qué velocidad había corrido tras de mí y comprender que lo había hecho para salvarme la vida, elenfoque del recuerdo cambió por completo: todos mis miedos se desvanecieron y sonreí
-¿Por qué vienes a Medianoche? A mí me toca pringar por mis padres, pero seguramente tú podrías ir a cualquier otro sitio. A uno mejor. Como... no sé cualquiera.
Lucas no pareció saber qué responer. Iba apartando las ramas mientras nos abríamos camino por el bosque para que no me dieran en la cara. Nunca antes me habían despejado el paso.
-Es una historia muy larga.
-No tengo prisa por volver. Además, aún quedan cuatro horas hasta la presentación.
Lucas inclinó la cabeza, pero no apartó la mirada de mí. Había algo indudablemente seductor en ese movimiento, aunque no estaba segura de que él pretendiera producir ese efecto. Tenía un color de ojos casi idéntico a la hiedea que crecía en las torres ede Medianoche.
-Es que también es una especie de secreto.
-Sé guardar secretos. Es decir, tú vas a manter en secreto este asunto por mí, ¿no? Me refiero a lo de salir corriendo y morme de miedo...