Cartas para Heechul (HanChul)-Yaoi-

Capitulo 3

China…

Un hombre tapado desde los pies hasta la cabeza caminaba rápidamente por el aeropuerto esquivando gente y evitando también, de la manera que le fuera posible, realizar algún comportamiento extraño que llamara la atención de las personas que circulaban a su alrededor. Daba grandes zancadas para poder acelerar el paso evitando tener que correr para no levantar sospechas, de modo que pudiera llegar a la puerta de embarque del avión que pronto se prepararía para el proceso de despegue.

Al llegar a la puerta de embarque, la zona donde se encontraba el control aéreo-policial, Han comenzó a sudar inmensamente, grandes gotas se sudor comenzaron a emerger desde su frente y caían precipitosamente por los costados de su rostro. La fila de gente frente a él, comenzó a avanzar paso a paso y cada vez que estaba más cerca del oficial que pedía los boletos de avión, más ganas le daban de retractarse y salir corriendo del lugar. Pero no iba a ser así, ya estaba decidido y por más que aún estuviera a tiempo de dar media vuelta e irse, se había prometido a sí mismo que nunca más abandonaría las cosas que quería, que realmente deseaba y que para él eran una parte esencial de su vida, de su felicidad.

-Boleto por favor- casi se desmaya del susto, no sabía en qué momento había llegado hasta la puerta. Con el corazón en la garganta debido a la sorpresa fue retirando poco a poco el ticket de su abrigo para luego extendérselo al guardia. Éste tomó el boleto en sus manos y lo inspeccionó pero sin darle mucha importancia al parecer –Puede pasar señor, disfrute del vuelo-dijo finalmente el hombre devolviéndole a Han el pasaje.

Hangeng quedó estático por un minuto, todavía no podía caer en la cuenta de que hubiera sido todo tan censillo hasta ahora, pero luego se recordó a sí mismo que eso era únicamente el comienzo, el verdadero desafío lo esperaba más adelante cuando pisara esa tierra que por orden de la ley tenía prohibido tocar. Se acomodó el tapado negro que llevaba y se dirigió hacía la puerta que daba paso a la cabina de acceso al avión, por ahora solamente podía relajarse en lo que quedaba del vuelo y por supuesto, desear que nadie lo descubra.

Corea…

Heechul estaba en su habitación, recostado en su cama, mirando directamente el techo como si estuviera pensando profundamente aunque eso era todo lo que quería evitar. El no era una de esas personas que pensara las cosas así, prefería vivir cada momento sin arrepentirse de nada, solamente viviendo siendo feliz, siendo lo que él quería ser y como él quería que fuera.

-Hyung, otra vez haraganeando?- Hee se sienta sobre la cama y dirige su mirada a la persona que le está hablando.

-Por supuesto que no Yesung, estoy meditando, no ves?- une sus dedos pulgares con sus dedos índices en forma de pinzas y respira hondo- Oooomm, oooomm- repite con los ojos cerrados.

-Eemm…bien…-responde Yesung, él pensaba que tenía los hobbies más raros del grupo pero al parecer, Hee no se quedaba atrás- con los chicos vamos a jugar baloncesto, quieres venir? -Heechul miró hacia la ventana, un poco pensativo, la verdad es que no se sentía de ánimos para salir a ninguna parte pero era mejor ir, nunca es bueno encerrarse cuando uno anda decaído, recordó.

-Si, iré, pero no se si jugaré…creo que solo miraré como lo hacen ustedes.

-Bien-dijo Yesung encogiéndose de hombros como diciendo “esta bien para mi”- si vas a cambiarte hazlo ya porque estamos a punto de irnos- dicho esto se alejó de la habitación dejando a Hee solo para que pudiera cambiarse.

La diva se levantó pesadamente de la cama y se dirigió hacia el armario para buscar sus prendas. Abrió las grandes puertas del mueble y comenzó a chequear sus posibles conjuntos: saca una camisa blanca, la mira pero la descarta y la vuelve a dejar en su lugar, de a poco va viendo que varias prendas que estaban allí, no le pertenecían realmente sino que eran de alguien más. Fastidiado porque esas prendas ajenas ocupaban el lugar que su ropa debería estar llenando, comenzó a sacar una por una tirándolas hacia atrás como si fueran viejos trapos de tela. En eso entra Siwon y se ve bombardeado por remeras voladoras que paraban en cualquier lugar: sobre su cama, en el piso, una colgada del velador, otra sobre la mesita y así iban llenando toda la habitación.