Llego el momento

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La relación que tenía con Gerard era tierna, romántica, y muy respetuosa de la privacidad y actividades de cada quién, ni yo sabía que había una parte de mí que deseaba aventura en su vida.

Esa noche fría de Navidad decidí preparar ponche con la receta de de mi familia, exceso de Jamaica y azucar, un dulce manjar! Tan rojo como mi estado de ánimo en ese momento.

Cuando saludé a Erick por primera vez sin hacer filas, sin perseguirlo de prisa por el aeropuerto como aquellos tiempos de adolescencia, descubri que la vida era perfección. Erick es 10 años mayor que yo, delgado, ojos claros, y una son sonrisa aún más bella que la Gerad.

La noche transcurrió tranquila, cumpliendo cada tradición de aquella alegre familia, y yo no podía dejar de mirar a Erick.

Era momento de entregar los regalos y yo tenía uno muy especial para el l, Gerard me permitió entregárselo, y ahí sucedió, aquel abrazo que nos dimos para desearnos una feliz Navidad desató la locura.
Me acerqué a el, lo abrace y le  susurre al oido
- Si pudiera esta noche desear algo eterno, sería a tí.
Inmediatamente nos separamos y muerta de la pena decidí no cruzar la mirada con el, realmente era espantoso pensar que aquel eterno amor nunca sería correspondido.

Erick, tan alegre, tan respetuoso, tan sigiloso......

Quizá mi aspecto no es tan deslumbrante como una estrella de cine o modelo de ropa interior, soy una simple chica que logra reflejar su amor por la vida y quizá eso hace mas interesante mi compañía. Y yo realmente deseaba a ese hombre.

Tan fuerte sería la sensación de locura al estrecharlo entre mis brazos, que Erick siento algo que en tanto tiempo ni su propia esposa lo habia hecho sentir.

Un amor incondicional, una mirada que simplemente que detonaba amor y la sensibilidad de un alma inocente, conteniendo el llanto por no poder ser parte de su vida, si todo eso pasó por mi cuerpo en esos segundos.

La fiesta habia terminado un poco tarde, todos nos fuimos a nuestra habitación para descansar, al día siguiente sería un día de pesca en el lago y  Gerard prometió preparar trucha para el almuerzo.

Minutos después en vista de que mi insomnio era mas grande que nada, decidí salir jardín y meditar sobre mi extraña actitud, la nieve, el aire frío fueron mi compañía y mis confidentes.
Yo no podía seguir ahí, necesitaba huir, volver a México y nunca regresar, claro iba a mirar a Gerard después de haber ofendido a su tío.

Sólo necesitaba reflexionar.......

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