Capítulo 3

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Corro. Corro. Corro. Algo me persigue, pero no me atrevo a mirar atrás y ver qué es.
Me caigo, y como un rayo, me levanto de nuevo. Oigo los pasos. Me ahogo. Mis ojos se abren como platos. Corro, corro, corro. Ayuda. Me vuelvo a caer. No puedo levantarme. No puedo. La "cosa" se queda de pie, recta, delante mía, y veo qué es: Horrible. Una calavera, rota por algunas partes. Más que blanca, era un marrón café. Sucia. Llevaba una túnica negra, con una cola atrás barriendo el suelo. De repente, en el peor momento, mis ojos se cerraron. Intento abrirlos. No puedo. Ah, me ahogo. No respiro. Veo a mi madre. Mi padre. David. Mi hermano, mi hermana. La gente que me mira. La que me insulta. Veo a todas las personas que componen mi vida.

De repente, me despierto. Fue una pesadilla. Pero, ¿qué? Estoy en una camilla de hospital. Espero que no sea por mis piernas.
Ahora entiendo el mal sueño. Por lo menos, en el sueño no tenía la silla. Mi madre está dormida, a mi lado. La amo. Me han dejado mi móvil al lado de la camilla. Lo enciendo.

Mil mensajes de David y Maddie preguntándome cómo estoy, qué me ha pasado, cuándo saldré del hospital... Les respondería, pero no tenía ni idea.

Una enfermera joven y rubia entra a la habitación. Se arrodilla delante mía.

-¡Hola! -me dijo sonriendo. Parecía maja.

-Hola... ¿Qué me ha pasado? -pregunté.

-Se ve que mientras dormías, te ha dado una especie de patatús. Un ataque. Ha sido de repente. No sabemos cómo no te despertaste al darte el ataque.

-Ni yo, pero lo he sentido. Estaba soñando que corría y corría, y me ahogaba y no podía respirar... Y algo muy parecido a la muerte (*la parca en otros países) me perseguía. Al final del sueño, veía a todas las personas que han compuesto mi vida. Supongo que estaba cerca de morir. -le dije, bastante abierta. La enfermera me había caído bien.

-Vaya. Pero tus padres estaban cerca. Ellos dicen que gritaste, y te llevaron rapidísimamente a urgencias. Tu padre ha tenido que irse a trabajar, pero aquí está tu madre. Se ha ofrecido a pasar toda la noche aquí contigo, sin moverse del sofá. Mira, se ha quedado dormida. Ha sido muy tierna. Una buena madre.

-Sí. La quiero muchísimo. -dije- ¿Es usted madre?

-Sí. Y oh, por favor, no me digas de usted*. Como si fuera tu mejor amiga. -me guiñó un ojo.

(*En España, solo se le dice "usted" a las personas importantes, mayores o que no conoces, a diferencia de algunos países de Latinoamérica.)

-Vale. -le sonreí- ¿Cuándo podré irme?

-¿Qué pasa? ¿No te caigo bien? -me reí- Necesitamos observarte un día más. Esta noche podrás irte.

-Ok. Y sí que me caes muy bien. -me volví a reír.

Se despidió diciendo que había un enfermo de mononucleosis reclamándola. Yo no sé cómo estas mujeres (y hombres) se arriesgan tanto.

Cogí mi móvil: eran las 13:00. Mi madre seguía frita. Me puse unos auriculares robados de su bolso y entré a YouTube. No iba a escuchar música, sino a ver algún vídeo de risa de algún youtuber que me saliera en la página de recomendados. Acabé viendo un vídeo de AuronPlay, otro de Wismichu y medio del Rincón de Giorgio, porque al minuto 3 mi madre se despertó y lo primero que hizo fue abrazarme.

-Qué susto nos has dado, Beatriz... Te queremos mucho, mucho, mucho, bonita. -me repitió mil veces.

-También os quiero muchísimo, mamá. -hice un corazón con los dedos.

Acabamos charlando de nuestras cosas, y se tuvo que ir para estar con mis hermanos, que, por cierto, no habían venido. Eso me jodió.

La enfermera de antes vino y me preguntó qué quería de comer. Le dije que no me importaba, y me trajo una sopa y un filete. Le agradecí todo.

Llegó la hora al fin de irme, después de una tarde entera de diversión mirando las paredes grises y aburridas, y viendo vídeos en youtube. Si no llego a tener el móvil, no sé qué hago.

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Siento que este capítulo sea tan cortito, empiezan los exámenes y no tengo mucho tiempo. ¡Espero que os haya gustado!

In Bea's Mind Donde viven las historias. Descúbrelo ahora