Prologo

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  Después de un mes en Australia, Gwen volvía a su hogar para continuar con sus vacaciones de verano. Al llegar a New Orleans se encontró con un clima húmedo y lluvioso, común es su ciudad natal. Estaba tan emocionada, había traído regalos para sus abuelos y para sus amigos, se había divertido bastante, pero había algo que le había preocupado todo el viaje. Aún lo hacia, de hecho. 

  Su mejor amiga Jane no había contestado sus llamadas ni mensajes. Había intentado todo para contactarla pero no lo había conseguido. Era como si Jane la estuviera ignorando, evitando a toda costa, y eso le molestaba. Que Gwen supiese no había cometido ningún acto ofensivo hacia su amiga y sabia que Jane no era una persona rencorosa y que la apreciaba mucho por lo cual se le hacia aún más raro el no obtener respuestas.

  Tal vez hubiera tenido problemas con su novio, tal vez los muchachos de la escuela habían encontrado una forma de molestarla durante las vacaciones, no lo sabia. No sabia nada acerca de lo que estaba pasando.

  Al llegar a su casa le pregunto a su hermano, ya que el no había ido al viaje por lo que podría haberse enterado de algo, recibió una respuesta negativa. Mientras desempacaba se puso a pensar a quien mas le podía consultar, llegando a una clara solución: ella era la única amiga de Jane. A diferencia de ella, Jane siempre había sido introvertida y de gustos raros por lo que las personas solían alejarla e ignorarla.

  Para no enrollarse más decidió ir a la casa de su amiga. Pedía al cielo que estuvieran, pues era muy raro ver a alguien por ese lugar. No había timbre por lo que golpeo la puerta tres veces.

  Toc, toc, toc.

  Espero, hasta que una mujer adulta con una expresión cansada en su rostro le abrió la puerta.

-Hola, señora Gumbart- dijo Gwen con las piernas temblando por el frió y, si, también por los nervios.- ¿Jane está? Estos días he intentado contactarla pero no he...

  Gwen dejo de hablar. La expresión de tristeza y amargura ene el rostro de la señora Gumbart no era una buena señal. En ese momento, se tomo un tiempo para analizarla. Se veía mucho más delgada desde la ultima vez que la vio, su cabello tenia más matices blancas y se podían distinguir dos bolsas moradas debajo de sus ojos, como si no hubiera dormido en varios días.

-¿Qué pasa?- pregunto Gwen con preocupación.

-Creo que deberías entrar- la señora Gumbart se hizo a un lado para permitirle entrada a la joven.

  Lo primero que noto Gwen al entrar fue oscuridad, era como si el ambiente de la casa hubiera tomado un tono sombrío y sin vida. Eso la hizo temblar, para estabilizarse tomo asiento en aquel lugar en donde había reído y disfrutado junto a su amiga. Ahora, se encontraba temerosa, esperando lo peor.

-Hace un mes, aproximadamente, Jane empezó a actuar de forma distinta. Ya no salia de su habitación, comió solo la primera semana luego... Luego no me dejo entrar a su alcoba. Me dijo que no se sentía bien. Creí que había tenido una discusión contigo pero sabia que eso era imposible. Luego pensé en que habría discutido con su novio pero, de ser así, él habría venido a a disculparse. Se que él la quiere mucho. Pero eso no paso. Él no volvió a acercarse por aquí.- hizo una pausa, aguantándose las lagrimas- He querido acercarme, de veras, pero no puedo. Tengo miedo de encontrarme con algo que no quiero ver.

  Gwen se tomo unos minutos para comprender lo que acababa de oír. Su amiga, su mejor amiga, encerrada en su habitación a llave propia. Cuando la había visto antes de irse en el aeropuerto, Jane estaba tan bien, tan feliz, tan sonriente. Le había prometido que iba a volver, que le iba a traer un obsequio, que iban a pasar todo el verano restante juntas.

-¿Puedo ir?- se atrevió a preguntar luego de un prolongado silencio. La señora Gumbart, que estaba observando sus manos en su regazo, con lagrimas en los ojos, volteo a mirarla sorprendida.

-¿Quieres hacerlo?- pregunto, incrédula. Cuando Gwen iba a responder una bocina de auto se sobrepuso ante ellas.

-Es mi hermano- exclamo Gwen mientras se incorporaba de la silla e iba directo hacia la salida, seguida por la señora Gumbart. Abrió la puerta pero antes de salir, volteo y agrego:

- Yo... debo irme. Necesito irme pero volveré. Mañana por la mañana, e iré a hablar con Jane, razonare con ella. ¿Esta bien? Quédese tranquila, por favor- y sin esperar respuesta salio, pues su hermano había hecho sonar la bocina una vez más, apresurandola.



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-¿Quieres hacer que?- prácticamente, grito Eddie, su hermano, soltando las bolsas que tenia en sus manos sobre la mesada. Habían llegado a su casa, iban a tener una cena familiar y eran los encargados de prepararla.

-Lo que oíste y no me importa si no quieres llevarme.

-Eso es fantástico porque no pienso llevarte. Sabes que Jane es así, tiene esos ataques dramáticos seguido que, a mi parecer, soy exagerados.

-Esta bien, lo admito, ella suele hacer eso, pero no de este modo, no conmigo. No es común que me ignore a mi. O a su madre- dijo Gwen acomodándose para empezar a cortar las verduras.- Algo no anda bien aquí, tengo un mal presentimiento.

-Dime cuando algo ha andado bien con esa niña- dijo Eddie en tono burlón, mientras la ayudaba.

-Ya basta- lo callo Gwen, enojada- Sabes los problemas que ella tuvo que pasar. Sabes lo difícil que fue su vida.

-Todos tenemos problemas pero no por eso hacemos escenitas una vez al mes para llamar la atención. Despierta Gwen, ella hace lo mismo todo el tiempo. Actúa como si fuera una victima desgraciada y triste pero al final sale como si nada hubiera pasado.

  Gwen dejo lo que estaba haciendo, cerro los ojos y tomo una respiración profunda. Ésta no era la bienvenida que ella esperaba. No lo era para nada.

-No puedo evitar preocuparme, no puedo evitar sentirme culpable por no haberme quedado aquí para apoyarla- su hermano la vio con una expresión de completa sorpresa y sorna.

-Acabas de pasar la linea de estupidez con eso, en serio, por metros. ¿Sabes que? Haz como quieras, ve con ella si quieres, ve a consolarla, culpate, pero luego cuando yo tenga razón no te sorprendas. Ella solo los usa para sus juegos bipolares psicóticos- dijo él con extrema frustración, volteando y centrando su mirada en cortar los vegetales, dejando a Gwen con sus pensamientos e ideas sin resolver. Aún más confundida que antes.

Jane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora