Cayendo al suelo

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  Al día siguiente Gwen se dirigió a la casa de su amiga en taxi, debido a que su hermano seguía enojado con ella. El clima continuaba lluvioso y las calles parecían vacías y oscuras para ser las nueve de la mañana.

  Cuando Gwen llego fue recibida por la señora Gumbart, esta seguía con su cara decaída y triste, solo cruzaron un saludo y una pequeña cantidad de palabras pero Gwen debía hacer lo que prometió. Se encontró a si misma en el pasillo de la casa, cara a cara con la puerta de Jane. Su respiración era pesada y estaba preocupaba por lo que podía ver.

  Golpeo la puerta tres veces sin oír respuesta alguna.

-¿Jane? Soy yo, Gwen- se apoyo en la puerta para oír algo en el interior de la habitación, no funciono- Ya volví, ¿Podrías abrirme?

...

  Nada.

  Gwen decepcionada, volvía a la sala principal para encontrarse con una señora Gumbart curiosa.

-Nada.

-Podríamos abrir la puerta. Podrías, quiero decir- dijo la mujer con un leve entusiasmo y desesperación.

-¿Usted cree?- la vio dudar- Puede ser ¿Por qué no? Ella no va a abrir, eso seguro.

  

  Gwen volvió por segunda vez haca la puerta, ahora con una llave en su mano. 

  Respiro profundo.

  Introdujo la llave en la cerradura, la deslizo y abrió.


  Nada.

  Todo estaba como Gwen recordaba, las paredes llenas de fotos de famosos que ellas habían prometido conocer juntas, arriba de la cama desordenada se encontraba el collage que Gwen le había regalado a Jane par su cumpleaños, la computadora estaba prendida. Había una que dos prendas tiradas al piso, la luz natural ingresaba por la ventana abierta. Se le vino  la mente todos los momentos vividos en esta habitación, las veces que se habían sentado juntas al pie de la cama mientras que Gwen consolaba a Jane porque los chicos del colegio la habían molestado, esas veces que habían bailado sobre la cama al ritmo de sus canciones favoritas, todas las risas, las conversaciones... Luego sus pensamientos volvieron al presente. Todo parecía tan... normal. Excepto por el  hecho de que Jane no estaba. No había nadie.

  Gwen se tomo su tiempo para ingresar a la habitación, miro todo con suma atención en forma lenta y detallada. No había nada extraño, pero había algo que no encajaba. Olía a algo putrefacto. La adolescente, al percibir aquella esencia sintió como la habitación se oscurecía. Observo todo hasta que su mirada se detuvo en el closet, se sentía vigilada, como si una presencia no dejase de mirarla. Esa presencia venia de ahí. Del closet.

  Se acerco poco a poco, paso a paso. Tomo las solapas para abrir aquel mueble. Inhalo y exhalo de forma profunda. Abrió y automáticamente se hizo par atrás, impactada por lo que salio de ese lugar.

  Un cuerpo.

  Era un muchacho joven, uno que ella conocía. Era Steve, el novio de Jane. Solo que había algo diferente en él.

  Estaba muerto. Ensangrentado.

  Era un cadáver cayendo al suelo.

Jane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora