Entonces él lo ve claro.
Él sabe lo que tiene que hacer. Pero no sabe cómo hacerlo. Es su primer beso. Sonríe y da un pequeño paso hacia adelante.Ella sabe que él va a hacerlo, pero se siente incómoda. También es su primer beso. Ella es consciente de que su papel a interpretar es el más sencillo: esperar. Pero él tarda y la incertidumbre la corroe por dentro.
Él duda si ella es la adecuada.
Ella duda si él es el adecuado.
Ambos se deciden.Él piensa en qué decirle cuando el beso acabe. Ha visto en las películas que los galanes acaban con una frase tan romántica que sonroja a la chica. Se decide. Duda. Se decide de nuevo.
Ella piensa en si él le va a decir algo antes del beso. Ha leído en los libros que el galán empieza con algo tan romántico hace a la chica sentirse única en el mundo. Duda. Duda aún más. La incertidumbre arremete más fuerte aún.
Él apoya su peso en las dos piernas.
Ella apoya su peso primero en la pierna izquierda, luego en la derecha. Lo vuelve a hacer, nerviosa.
Él duda de nuevo. El nerviosismo de la chica le hace sentir inseguro a él.Ella lo nota. Lo conoce demasiado bien. Le dirige una sonrisa tímida. Mira al suelo. Él le devuelve el gesto, más confiado.
Da un paso hacia adelante. Se queda a unos pocos centímetros de ella. Sonríe más ampliamente. Siente su perfume. Siente su sonrisa. Siente su inseguridad. Le pone la mano dulcemente en la mejilla izquierda, para calmarla. Está caliente. Es agradable.
Ella siente su mano fría. Duda. Se pregunta si se estará equivocando con él. Sabe que está siendo muy egoísta. Se siente mal por ello.
Él la mira a los ojos sin temor. Son los ojos más bonitos que ha visto nunca. Se da cuenta de que está muy enamorado. Es bueno y malo, piensa. Puede ser que yo no sea suficiente para ella, quizá cuando me abandone no la consiga olvidar, piensa. Pero también piensa en que ella es maravillosa, y se siente el hombre más afortunado del mundo.
Ella lo mira a los ojos. Son penetrantes y dulces. Ella también está enamorada. Es bueno y malo, piensa. Puede que no me lo merezca, puede que él sea demasiado perfecto, piensa. Pero también piensa en que él es maravilloso, y se siente la mujer más afortunada del mundo.
Ninguno sabe muy bien qué hacer. Él se acerca un poco y se detiene. Ella se acerca otro poco y se detiene a su vez. Él se decide. Ella también.
Los dos lo saben. Ella se prepara. Él la coge dulcemente la barbilla, y la acerca con la delicadeza de un botánico que examina una flor.
Él gira la cabeza hacia la izquierda. Ella gira la cabeza hacia la derecha.
El tiempo se para.
Y entonces sucede.