Libertad

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Esa mañana, por primera vez en mucho tiempo, me levante y sentí latir ese órgano, que le daba vida a mi aliento. Mis piernas hormigueaban por la ansiedad de huir de mi jaula, quería gritar como nunca antes, aunque este sea confundido por un brío cantar.

La suavidad de la cama se vuelve insoportable, en un majestuoso movimiento, me paro en medio del cuarto, observo todo cada gota de polvo esparcida por los escasos muebles, cada recoveco, en un aletear me paro contra los barrotes de mi cárcel, los acaricio su frió me estremece, la ventana muestra todo lo que me pierdo y todo lo que quisiera tener, pero algo me lo impide; uno de los mayores monstruos puede ser uno mismo.

La ventana es mi portal ese lugar que me hace sentir parte de este mundo, solo con ver el día, el sol brillar dando abrazos con su calor, lo anhelaba tanto que dolía quería escapar sentir el calor, la lluvia, el viento, la nieve, todo quería todo lo que ofrece este mundo, desplegar mis alas y volar lo más alto posible, mezclarme en el cielo ser uno más.

Esta jaula me lo impedía, mis labios temblaron un nudo se formó en mi garganta, quería llorar tal cual bebe, lagrimas caían sin consentimiento mojando mi esplendoroso plumaje, odiando sentirme así, voy hacia la puerta, mi mano quedo elevada sobre el picaporte, reuní todo el valor que quedaba, intento girar el objeto pero mi ala emplumada no me lo permite, lleno de frustración y con lágrimas en los ojos camino a la ventana a seguir imaginando un mundo que se me hace imposible conseguir.

Alfa

11/05/2016


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