Capítulo 1.

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Hoy es viernes, ya lo necesitaba. Me levanto y sigo con mi rutina de siempre. Este día entro relativamente tarde y a penas son las diez de la mañana, entonces puedo ir tranquila; cada vez que voy a tiempo me siento rara, como si el destino quisiera que siempre llegue tarde. Me coloco mis audífonos y hago mis deberes, algún día me quedaré sorda pero no me importa, la música se adentra en mi cuerpo tan bien que me pierdo de lo que dicen a mi alrededor.

En camino a la estación trato de recordar en que escena me quede del libro, obviamente utilizo un separador, sin embargo ya en el auto estoy imaginando. Sigo esperando en el andén a que llegue el metro, mis cálculos dicen que dentro de cinco minutos.

-Necesitas más entrenamiento, Clarissa- Maryse tiene una voz firme- no estuviste mal en el campo de batalla, pero una cazadora de sombras no se forma en un día- le prestaba tanta atención posible, aunque no dejaba de darle vueltas que en serio se parece tanto Isabelle a su madre-. Tendrás un maestro- por favor que sea Jace, supliqué para mis adentros- mi esposo, y mis hijos estarán contigo todo el tiempo ayudandote, de vez en cuando estaré a tu lado entrenando- me veía directamente a los ojos, ella era unos centímentros más alta que yo- ¿entendido?
-Sí, gracias.
-Muy bien, ahora tendrás que calentar quince minutos- entra alguien al salón/gimnasio gigante del Instituto, es Isabelle. Maryse se voltea- que bien que llegas hija, necesito que me ayudes con Clarissa, me tengo que ir a arreglar unos asuntos- nos ve a ambas y se retira.
-No te preocupes- dice Isabelle al ya no ver a su madre- siempre es así respecto a una situación "formal"- lleva puesto unos pantalones deportivos, una playera sin mangas y unos tenis, y aún así se le pueden notar las curvas. En cambio yo con mi estatura baja y mi remolino en el cabello me siento como el tío Cosa de los Locos Adams.

El traqueteo de las vías me hace despertar de mi ensueño, espero paciente a que abran las puertas del vagón, me siento en un lugar y continúo.

-Amarra tu cabello- imito sus movimientos formando una gran bola de rizos- tendras que seguir mi ritmo, si te cansas me avisas- lo dijo con tal naturalidad, pensé por instante que estaba siendo amable. Hasta ver esa sonrisa irónica en su rostro.
Empezó a trotar formando un gran óvalo rozando con las paredes; el gimnasio podría medir veinte metros de largo y diez de ancho, se me hicieron kilómetros, respiraba por la nariz y exhalaba por la boca como aprendí en clase de deportes. Isabelle daba largas zancadas como sus hermanos, mis piernas cortas no formaban aquello, me iba quedando atrás y apenas dimos cinco vueltas, ¿cuántas se suponía que eran?
-Iremos más rápido- empezó a aumentar su velocidad- y por favor no te atrases.
Para ella era fácil decirlo, sin una gota se sudor, tan alineada como siempre. Tu puedes, sí que puedes, me repetía pero hasta para mi pésimo apoyo moral ya no tenía energía. Creo que Isabelle lo notó y se detuvo aminorando el paso para llegar al lugar donde empezamos.
-Te ves fatal- realizó un tipo escáner con sus ojos- ¿comiste? dime que sí- moví la cabeza de lado a lado- Clary, Clary, Clary, terca como... no lo sé- fue a buscar una barrita de proteína que me la entregó junto con una botella de bebida energética, también me tendió una pequeña toalla para secarme el sudor, sentía mis mejillas ardiendo, traté de respirar normal. Escuché el sonido de un spray, era Izzy rociándome desodorante alrededor mío, sacudí mis manos como espantando mosquitos y ahogándome con el olor. -Apestas, lo siento- se encogió de hombros y lo volvió a guardar.
-Cuanto tiempo ha pasado del calentamiento- pregunté, rezando para que ya hubiera acabado.
-Diez minutos corriendo, no ha estado tan mal, ahora es el estiramiento.
Fuimos a unas colchonetas azules típicas de un gimnasio y nos sentamos, Izzy hizó un split y se toco las puntas de los tenis, me indicó con un gesto que la imitará, traté de bajar lo más que pude pero en su lugar, Isabelle se paro y se apoyó en mi espalda para que bajara todo lo posible, sentí que mis huesos tronaban.
-Papá no tardará en llegar para que te de unas lecciones con espada- abrí los ojos como platos y sentí un escalofrío recorriendome- tranquila, primeras lecciones son con palos de bambú.

Bajé del vagón para tomar el siguiente metro y llegar a la escuela...

-Buenas tardes señoritas- era Robert Lightwood, no iba con vestimenta de deporte pero su hijo Alec sí, estaba a un lado de él, por el otro costado aparece Jace- veo que ya calentaron lo suficiente- Isabelle se encontraba a un lado mío arreglándose el cabello, después de una serie de estiramientos de músculos que no creía tener me sentía con fuerza suficiente para seguir con el entrenamiento.
Jace fue por unas espadas, el corazón me dió un brinco, volteé a ver a Isabelle queriéndole decir mentirosa. Veo a Alec acercándose a Jace tomando una espada, solamente eran dos. Robert se colocó a mi lado, observando a ambos muchachos.
-Lo que aprenderás hoy Clarissa, serán los movimientos básicos de una pelea con espada- Alec y Jace chocaron sus espadas preparándose para la siguiente orden de Robert, él empezó a explicar mientras que ambos chicos se veían directamente a los ojos, Alec hizó el primer movimiento apuntando a Jace directamente al corazón pero éste lo esquivó velozmente moviéndose a la izquierda y queriendo cortarle las costillas al otro chico, sin embargo Alec igual de veloz con la mano dónde tenía la espada esquivó el movimiento, el sonido que produjo me dió escalofríos, metal golpeando metal ambos afilados. De fondo se escuchaba la voz de Robert explícando cada paso, sinceramente no le prestaba atención y le quería comentar que parara, así ahorraba saliva. La atención estaba en ambos chicos, peleaban energéticos dándole vida a sus espadas, de repente se escuchó una caída, Alec estaba en el suelo y su espada cayó a varios pasos lejos de él, no tenía escapatoria, Jace con espada en mano la acercó al pecho de Alec que subía y bajaba por la adrenalina.
-Gracias por la demostración- Jace ayudó a Alec levantarse e Izzy fue por la espada, seguía en el suelo asombrada- lo mío es teoría- miré a Robert- ellos te ayudarán con las prácticas, espero y te haya servido de algo- asentí con la cabeza y le dí las gracias- me retiro entonces.
Todos lo observamos atravesar la puerta, Jace ayudó a levantarme y Alec me tendió un palo de bambú, ví a Isabelle sonreír.

Para no perder el hilo de la historia trato de acabar de leer donde termina una escena y empieza una distinta. Veo a grupos de estudiantes platicando y riéndo, tal vez se esten despidiendo, imagino que irán en el turno de la mañana. A lo lejos visualizo el contorno de un cuerpo familiar, es Samuel distraído con el celular, llego a su lado sonriendo.
-Hola.
-Hola, ¿nos vamos?- caminamos hacia la entrada de la escuela.
-Claro- intento hacer plática- ¿qué haces durante el camino?
-Estoy con el celular.
-¿Y no te aburres? No sería mejor leer, no necesariamente libros, tus cómics por ejemplo.
- Los cómics son de mi hermano, no me los prestaría ni estando muerto. A demás no quiero perder de vista ninguna chica linda- empiezo a reírme- ¿Sabes? comencé a leer el primero de Cazadores de Sombras.
-¡En serio!- los ojos me brillaron.
-Sí, está en la biblioteca, no pensé que fuera tan popular, obvio no lo puedes sacar pero está ahí para leerlo, no tenía nada que hacer- asentía con cada palabra que Samuel decía.
-¡¿y qué te pareció?!- dije esperanzada.
-Ni si quiera acabe el primer capítulo- adiós esperanzas- que chuchas es el Pandemonium.
-Tonto- le dí un golpe en el hombro, no serviría de nada explicarle, sólo reírme con él.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2016 ⏰

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