Chapitre 25.

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Antoine

Una vez terminado el partido, festejamos la victoria en los vestuarios.

—Buen partido chicos —nos felicitó Deschamps—. Ahora a cambiarse, los aviones salen dentro de poco.

Agradecimos al entrenador y seguimos festejando por unos cuantos minutos más.

—¡Y ese gol, Griezmann! —exclamó Gameiro, con suerte no llamó mucho la atención—. Va para tu nuevo amor, ¿eh?

—¡Va! No seas tonto, simplemente...

—Has mirado a Léa y le has guiñando un ojo —dijo irónico Kevin.

—Vaya, creo que alguien está celoso de que su media naranja no esté presente.

—Eso es lo malo de jugar en otro país —suspiró—, pero se que me está apoyando, siempre lo hace.

Sonreí ante su comentario y comencé a vestirme.

—¡Paul, espérame! —grité, llamando la atención de Pogba.

—¿Qué pasa? Tengo prisa, mi vuelo sale en menos de dos horas. Mi chófer me está esperando fuera.

—¿Sabes si Amélie se va hoy o mañana?

—Mañana a primera hora. ¿Tú no te vas a Madrid?

Negué rápidamente.

—Me quedo a ver la competición de Léa.

—¿Tus padres también?

—Si, ¿por?

—Porque no tienes donde dormir, ni tú ni tus padres.

—¡Mierda! —exclamé indignado—. Mis padres tienen que estar a fuera esperando y yo no se donde nos hospedaremos.

—Léa seguro que tiene un as bajo la manga. Venga, nos vemos tío —Paul se despidió de mi y yo fui a la salida a por Léa y mis padres.

—Hola enano, has jugado muy bien —dijo mi madre a la salida del estadio, cuando este se había desalojado un poco.

—Muchas gracias —los abracé—, ¿habéis visto a Léa por aquí?

—La vimos antes dando vueltas por aquí, como si estuviera buscando a alguien —respondió mi padre.

—Vale, ahora la llamo. ¿Maud y Hugo cuándo vienen? —dije mientras marcaba el número de Léa.

—Me dijeron que mañana.

Léa me cogió el teléfono enseguida y me comentó que se había ido a despedir de los chicos y que enseguida venía.

Noté unos leves golpecitos en la espalda, me volteé y vi a Léa sonriendo. Le di un abrazo y deposité un beso en su mejilla. Saludé también a mi hermano y a Amélie. Por último presenté a mi padre a Léa.

—Léa, el es Alain, mi padre, Alain, ella es Léa.

—Si, ya nos conocemos —respondió mi padre, dándole dos besos a Léa.

—¿Ah si?

—Si, se puede decir que le metí la bandera de Francia por un ojo —dijo Léa encogiéndose de hombros.

Amélie soltó una sonora carcajada y rápidamente se disculpó.

—Amor —llamó la atención mi madre—. ¿Podemos ir ya al hotel? Para dejar las maletas.

—Ya, hablando de eso... —intenté hablar, pero Léa me interrumpió enseguida.

—¡Si! Nos alojaremos en Novotel Suites Paris Stade de France.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now