XVI

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Bulma.

Te veo y no lo creo.
Estas junto a mí, pero... ¿por qué lloras? He tomado tu mano... aún así no dejas de llorar. Quiero secar tus lágrimas ¡decirte que todo está bien!

¿Cómo puede ser posible que estés aquí?

Lloras a los pies de tu tumba, no sé como tranquilizarte. No me ves, no notas mi presencia...

Noto un ramo de rosas azules en tus manos.

Miro tu lápida sin gravado. Veo como depositas las flores, veo como dejas una carta perfectamente cerrada.

Tan perfecta como tú...

Sales corriendo del lugar con lágrimas corriendo de tus mejillas, quiero detenerte, pero no puedo.

Tomo la carta entre mis manos, la abro con rapidez, y comienzo a leer de tu hermosa caligrafía...

«Vegeta.

Te amo como no tienes idea. Te extraño tanto... Aún no puedo creer lo sucedido, aún no puedo creer que hayas muerto de esa forma, aún no puedo creer que no puedas ser revivido.

Fuiste un buen hombre, amigo, esposo y padre.

He decidido venir cada día y escribir una carta para ti. Sé que nunca las podrás leer, pero aún así jamás serás olvidado.

Te ama, Bulma».

Cartas a un Muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora