« Jalousie »

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Pasaron un par de días desde aquel encuentro extraño entre los dos, y desde que me habías recogido.
A diferencia de mi, tú tenías una casa muy lujosa y hermosa, llena de flores y decorativos hermosos. Me comentaste que la habías heredado de tus difuntos padres, los cuales habían muerto desde hacía muchos años, y que como no tenías mucho tiempo, por tú trabajo, no podías cuidarlas como tú querías hacerlo.

Te prometí cuidar de ellas mientras no estuvieras y te pusiste extremadamente feliz.
Pensé que cuando sonreías te veías el doble de guapo. Y no me equivocaba.

Ese día fue la primera vez que conocí lo que era bañarse en una regadera y oler a jazmín. También fue la primera vez que pude dormir tranquila y en paz,sin tener miedo de que al cerrar los ojos me pasará algo; que supe lo que era que te abrazarán con afecto mientras dormías.

Después de esos primeros días se sumaron semanas y luego meses,en los cuales, nuestro amor fue creciendo poco a poco. Y al cabo del año, me pediste matrimonio, del cual, acepté gustosa.
Nos casamos en una ceremonia pequeña y sin mucha gente, solo estaba el cura y tus seis amigos, pero para mi había sido el día más brillante y hermoso de mi vida; fue la primera vez que me entregué a un hombre y que supe lo que era sentirse uno con otra persona. Lo que era sentir que fueses solamente mío y yo solamente tuya, en cuerpo y alma.

Pero con el tiempo me volví posesiva contigo. No quería ser de esa manera, sin embargo, mis sentimientos por ti eran incontrolables. Aun así, me tragaba todos esos oscuros sentimientos para no incomodarte con ellos, para que no pensarás que era extraña y me dejarás de querer.

Era capaz de aguantar cualquier cosa por ti, inclusive no verte por semanas. Trabajabas tanto que solamente podía tenerte en las noches pero apesar de eso trataba de ser feliz; de no reprocharte nada, de ser una buena esposa y compañera de vida. Me entregaba a ti sin chistar, cada noche. Me escabullía entre tus brazos sin decir una palabra de reproche o de reconvención.

Estaba completamente segura que me amabas con locura al igual que yo a ti. Pero como decían por ahí, el amor era ciego... Mi amor por ti lo era.
Entonces ¿por qué permitiste que dudará de ti? ¿Por qué dejaste que mis celos se apoderarán y que la confianza te tenía se perdiera por completo? 

¿Por qué le escribías cartas llenas de amor a otra mujer que no era yo? A caso ¿Mi amor por ti no era suficiente? ¡¿Yo ya no valía nada para ti?! Tú eras suficiente para mi, eras lo único que yo necesitaba, lo sabías ¿Verdad? ¡Lo sabías pero me dañaste sin piedad! ¡Me engañaste haciéndome creer que era la única para ti, que era lo único que necesitabas para ser feliz! ¿Cómo iba a vivir sabiendo que te tenía que compartir? No quería hacerlo, se supone que no debía hacerlo.

— Tranquila amor, duerme. Que soy yo, mi cielo — Me susurraste al acostarte a mi lado, como siempre lo hacías. Abrazándome entre tus brazos y dejando un beso en mis mejillas.

Esa noche no te respondí nada, cerré los ojos con fuerza. Tratando de aguantar las lágrimas, de borrar esas palabras de mi mente.

Pero mi amor... era inútil. No podía olvidar de que me engañabas.
Que yo no era la dueña de tú vida, sino solamente de tus noches, y ella de tus mañanas. No me acostumbraba a la idea de tener que compartirte con otra persona.

No podía aceptarlo.

Мistress of the night  •- j.hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora