Eres hermoso

347 42 7
                                    

  Desde aquel fatídico accidente que le había quitado la vida a sus padres cuando apenas se empinaba en los doce años, Lee Sungmin era un niño tímido más por las consecuencias que por mera personalidad.

Acostumbrado a esconderse del resto debido a las circunstancias que lo habían transformado en un monstruo a ojos de los demás pequeños creció con complejos e inhibiciones.

Ya convertido en una joven promesa del diseño, con el apoyo de su único y mejor amigo, Ryeowook e impulsado por éste, dedicaba tiempo y su vida completa en lo que más le apasionaba: crear.

No era secreto que Ryeowook muchas veces, no, más bien durante años lo había incitado a salir del cascarón por decirlo de alguna manera. Movido también por su propia felicidad, compadecía la vida tan solitaria de su mejor amigo.

- Hey Hyung, ¿en serio nunca te has enamorado en la vida?

- No.

- Hyung, ¿no te aburre estar solo todo el tiempo?

- No.

- Pero Hyung, ¿realmente no te gustaría tener a alguien para compartir el resto de tu vida?

- Te tengo a ti.

- Aish - se había quejado el menor.- Hablo de una pareja, alguien a quien puedas besar, abrazar...-Eso lo hacemos todo el tiempo, Ryeogu, había interrumpido el pelinegro.

- Déjame terminar por el amor de Dios- contraatacó gritando el más bajo.- ¡Alguien con quien compartir tu cama, alguien con quien puedas hacer el amor, esa persona que acelere tu corazón y pensamiento, suspiró cansino.- ¡eres la persona menos romántica del universo!

- No necesito ese tipo de amor, lo sabes. No lo pintes como si todo fuera rosa. El amor trae dolor, tristeza, miseria y de eso ya tuve suficiente en la vida.

Ryeowook dio por finalizada la conversación, mientras una mueca fugazmente se posaba en su rostro. Le dolía demasiado recordar no solamente la situación actual del mayor si no todo lo que había vivenciado durante su niñez.

Apenas Ryeowook abandonó su departamento, Sungmin se echó a llorar profundamente. No es como si jamás en la vida hubiese deseado encontrar, alcanzar lo que su mejor amigo le contaba casi a diario mientras conversaban de su bonita y apasionada relación junto a Jongwoon, un moreno tres años mayor que había conocido en la universidad, porque lo ansiaba y detestaba a partes iguales.

Claro que era romántico y no carecía de aquella cualidad como su amigo inequívocamente le reclamaba, solo que debido a su fijación con su aspecto era algo que había arrojado al sector más lejano de su mente y de su corazón, por consecuencia. Al menos en el día día, porque en las noches, en la soledad y oscuridad de su habitación se permitía llorar por su mala suerte, por el maldito destino que no solamente se había ensañado quitándole a sus padres cuando apenas era un niño, si no, que había robado todo rastro de lo que alguna vez pudo haber sido un atractivo y normal hombre.

Había aprendido a sobrellevar su apariencia, las cicatrices y marcas que no solo poseía en el rostro y parte del cuerpo, si no, las que eran más profundas e imposibles de borrar, el corazón.

Joven promesa que se había hecho un lugar a punta de talento y esfuerzo. Pretendiendo que el mundo hiciera ojos ciegos a sus defectos imborrables y tantas veces objeto de atención y conversación y hasta ahora lo había conseguido. Dios no había sido tan cabrón después de todo.

Pero su corazón seguía doliendo. Aún deseaba encontrar el amor.

Una tarde mientras iba a hacer algunas compras al mercado mientras Ryeowook se quedaba a organizar la tarde de películas como la habían llamado, le sorprendió encontrarlo con su notbook encendido considerando que poseía una enorme y moderna televisión.

- Qué haces, Ryeogu, ¿no ibas a seleccionar las películas mientras iba al mercado?

-E-E- Este si Hyung es que no te imaginas, el tonto de Jongwoon, ya sabes que es asiduo a internet y todas esas cosas- decía con cara de enamorado- pues navengando en algunos sitios encontró un lugar de citas excelente y pues estaba pensando que tú...

- Quién te dijo en primer lugar que estoy buscando citas y segundo, ¿tan penoso soy que debes buscármelas a través de internet? gritó colérico.

- No, Min, no es eso- decía nervioso- Eres tan cerrado y reacio a conocer gente, que yo-yo pensé que de esta forma podrías al menos encontrar un amigo, no se, perdóname, lo siento mucho, no quise hacerte sentir mal -sus ojos aguándose- al segundo Sungmin lo tomó de los hombros encerrándolo en un abrazo.

- Perdóname tú a mi, en primer lugar no debí gritarte, lo siento, eres lo único que tengo en la vida - decía apretando más el abrazo.

Ryeowook lloraba.

- Fui un estúpido, no llores por favor.

- Te quiero, Sungmin hyung, te quiero mucho, eres el hermano que nunca tuve y solo deseo que seas feliz- los ojos completamente llorosos.

- También te quiero dongsaeng llorón, gracias por preocuparte de mi, el bastardo de Jongwoon es muy afortunado de tenerte.

Rió para así aligerar el ambiente y surgió efecto puesto que inmediatamente se asomó una bella sonrisa en el rostro del bajo peli castaño. Y tras un sonoro beso en la frente marcharon rumbo a la habitación del mayor, esa noche iba a ser larga y seguramente Ryeowook iba a volver a llorar, pero esta vez de miedo debido a la película de horror que había escogido.

La mañana había llegado y los primeros rayos de sol se colaban a través de la rendija de la ventana, Sungmin se removió tanteando el cuerpo del menor, golpeándolo la ausencia de calor, el espacio antes ocupado se encontraba completamente vacío.

Se estiró y notó que encima de la almohada descansaba una nota.

Eres hermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora