Capítulo 2

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Me encontré rodeado de una multitud de gente en un lugar que no podía reconocer. No sabía que hacer, no tenía ni idea de a donde ir, me encontré completamente sólo desorientado y desubicado, comencé a mirar en todos los sentidos buscando algún lugar conocido con el cual ubicarme. Pero nada parecía familiar. Era alarmante pues mi cabeza yacía nula de cualquier pensamiento coherente sólo podía buscar a mi alrededor y buscar y buscar y seguir buscando alguna conexión que desencadene algún recuerdo en mi cerebro.
Observé un parque muy hermoso a lo lejos y decidí dirigirme allí aún con la mente en blanco.
Me senté en una banca y me puse a organizar mi mente. Estaba muy desorientado lo último que recordaba del día anterior era pasar con mis padres en casa, un domingo normal. Mamá se esmero cocinando para mi y papá un deliciosa cena, él y yo conversábamos de todo y nada a la vez como dos viejos amigos. Conversar, comer y a dormir, es todo. No lo entiendo, ¿Cómo es que mi cerebro no recuerda algo más que eso?. Frustrado dirigí un golpe hacia la banca en la cual decidí sentarme. No recordaba estos edificios, ni este lugar así que si no tenía idea de donde estaba ¿Como es que había llegado hasta aquí?.
La cabeza me palpitaba fuertemente y la confusión de mi cabeza no cesaba. Estaba comenzando a hiperventilar cuando una niña pequeña de apenas unos 8 años se acercó a mi dubitativamente.

-¿Estás Bien?- me pregunto la pequeña. Su acercamiento no fue algo que estuviera esperando ante la tormenta que tenía en mi cabeza por lo cual no pude responder.

-No te ves bien- dijo con preocupación en la voz. Me conmovió su preocupación inocente ante la idea de que alguien la este pasando mal que no pude hacer algo más que sonreirle con gratitud-¿Cómo te llamas?

-Estoy bien-le respondí.- es sólo que no se donde estoy. Me encuentro algo perdido. Mi nombre es Peter y ¿Cuál es el tuyo?

No pude evitar ser sincero con la pequeña. Quizás ella me pudiera dar más información que la que me da mi cabeza.

-Mmm- gesticulo mientras ponía sus manos en su barbilla.-pues estamos en el parque.

No pude evitar reír ante su clara lógica con lo cual me miró extrañada puesto que parecía un loco que decía las cosas son sentido. Hizo bien en no decirme su nombre pues no debería hablar con extraño. Aún así agradecía su interés.

-Es que no se como llegué aquí-le dije cayendo en cuenta de la realidad de mis palabras por más absurdas que parecían. Como es posible encontrarte de la nada en un lugar, es física y lógicamente imposible. Aún así sentía esperanzas en esta pequeña niña que quizás pudiera aclararme al menos donde me encontraba.

-Yo le digo parque de los animalitos- dijo alegremente.-por que hay patitos, tortugas y pececitos. Todos son muy lindos me encanta alimentarlos.

-Va a sonar raro pero, ¿me puedes decir en que ciudad estamos?

-Estamos en Santiago-dijo tranquilamente la niña mientras que mi cabeza luchaba por no explotar.- el parque esta junto al río Mapocho. Creo que se llama parque Bicentenario.

Por más que intentaba no lograba unir nada, ¿donde diablos estaba?. Inhale y exhale tratando de recobrar la compostura y cuidadosamente tratando de no asustar a la pequeña hice una pregunta a la cual temía la respuesta.

-¿En qué país estamos?- dije mientras la niña me miraba como si fuera un adulto muy extraño.

- Pues, Chile- dijo la pequeña. En ese momento sentí mi sangre irse hasta los pies. Estoy seguro que de no haber estado sentado me hubiera caído hacia atrás pero sólo pude aferrarme a la banca mientras veía mis puños ponerse blancos. La niña debió asustarse por mi reacción por que retrocedió un paso.- yo voy a buscar a mis amigos y a mi mamá.

Solo un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora