Cap 2: Asedio

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Tal fue el miedo que sentía yo, por los macabros llantos de las ratas del sotano, que decidimos quedarnos allí esa noche.
El joven que escapó hábilmente de esas cosas se llamaba Dereck, un chico de ciudad que había venido al pueblo por asuntos familiares con su madre, o al menos eso me dijo.
Me pregunto que porque no había intentado salir ya, que esas cosas se volvían calmas durante cierta hora. Después de una larga charla, estábamos hambrientos, por lo que sólo podíamos intentar bajar al primer piso y buscar algo para comer. Esperando que ninguna de esas cosas haya entrado a la casa. Cuando le pregunté que había pasado con su madre, me dijo: "No me enorgullece, pero lo hice para vivir". No necesite más palabras.
Yo le conté de como había terminado en la habitacion, de que mi madre había sido mordida por esa "niña" y que luego intento morderme a mi. Me dijo que por lo que vio, las personas perdían toda conciencia y control a los pocos minutos de ser mordidos, que contraian una especie de virus, bacterias, o cualquier cosa, sólo sabíamos que lo mejor era estar alejados.
Y me dijo, si mi madre habia sido mordida por esas cosas, tarde o temprano deberé tomar una decisión si la veo de vuelta. Ambos chicos recogieron toda la comida de la casa y volvieron al piso franco. Se sentían más seguros.
Después de una hora, y de un par de panzas llenas, decidimos que lo mejor sería abandonar la casa, ya que no sabíamos cuanto tiempo duraría el periodo de "calma" de las personas. Recordo que en el centro del pueblo había una iglesia, una pequeña capilla atendida por el padre Román. Si el seguía allí, podía ayudarnos.
Yo no estaba en total acuerdo de dejar la casa de esa manera, pero entendí que sería lo necesario si quería vivir un día más. Y con Dereck era mi mejor opción.
Luego de recoger todo lo necesario decidimos abandonar la casa y de pronto empezamos a correr por la calle principal del pueblo hacia la iglesia. De pronto, oímos un ruido.
Al mirar hacia atrás notaba que las dos familias que eran mis vecinas estaban persiguiendonos mientras corríamos. Con hambre y desesperación, tenían las caras terriblemente palidas y gran parte de los vasos sanguíneos del cuerpo reventados. No se que intentaban, pero no decidimos parar para averiguarlo.
Las puertas estaban totalmente cerradas por lo que la única opción era colarnos por detrás, escalamos los muros del patio trasero y caímos sobre unas lápidas. Estábamos en el cementerio del pueblo.
Al ingresar en la iglesia, con el mayor cuidado posible de manera de no alertar a visitas indeseadas, entramos a lo que parecia ser un crematorio.
Dando vueltas por la iglesia oímos un ruido muy macabro que provenía del confesionario. No me atreví a abrir la puerta pero Dereck puso su mano en mi hombro y me dijo: Hazlo. Abrí las puertas rápidamente y esa escena me dejó perplejo, era mucho más oscuro que un relato de Lovecraft. Allí estaba, el padre Roman disfrutando de un festín de 2 niños que habían venido a pedir consuelo divino. De vuelta, cara pálida y venas reventadas.
Me aparte lo más rápido que pude mientras Román seguia con su banquete como si no estuviésemos ahí. Dereck, al ver esto, desenfundo un arma, una calibre 9mm la cual seguramente habría usado contra mi si mi madre me hubiese saboreado.
El cura, cambio de punto de atencion un momento, lo bastante como para que Dereck le habrá un hoyo en la cabeza. Estaba mucho más asustado que yo y estaba sudando, parecía la primera vez que mataba. El padre Román estaba tendido en el suelo mientras derramaba sangre.
El disparo aparentemente advirtió a las otras cosas del pueblo que atentaron rápidamente contra las puertas de la iglesia.
Una noche más intentando sobrevivir, sólo que en diferente agujero.

De Muertos Y FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora