Capitulo 3

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Y ahi fue cuando me di cuenta de donde me encontraba a la orilla de mi lago favorito (¿como sabia de este lugar?) una mesa, dos sillas, flores, velas, comida, era la velada perfecta. Nunca nadie había hecho algo como esto para mi.

Sentí que Pierre me tomaba por la cintura.

-¿Te gusta? -pregunto susurrando en mi oído.

-Me encanta -di media vuelta y le di un beso en la mejilla.- Gracias.

Se alejo de mi y se acerco a la mesa y jalo una de las sillas.

-Vamos toma asiento.

Me acerque y en ese instante fue cuando me di cuenta de lo que traía puesto, me sentía tan avergonzada de mi misma, voltee a ver mi camisa, mis pantalones, mis zapatos y pase mi mano por mi cabello, estaba hecha un desastre, un verdadero desastre. ¿Como el puede mirarme igual cuando yo estoy vistiendo esto?

Abrace mi cintura y me senté en la silla, el la empujo hacia adentro y se fue a sentar a la suya.

-Entonces cuéntame que tanto haz hecho. -dijo mientras desdoblaba la servilleta de tela y la ponía sobre sus piernas.

-Pues, cuando regrese aquí de Francia, dos meses después mi padre y mi hermana murieron, perdí muchas amigas, deje de ir a fiestas, caí en una depresión muy fuerte, estuve a punto de suicidarme, pero luego me di cuenta que no iba a ganar nada haciendo eso así que decidí tomar fuerzas y seguir adelante. -continúe- Marie y Lia siempre estuvieron ahí para apoyarme, seguí adelante, pero todavía no estoy al cien por ciento, todavía me falta un largo camino pero en eso estoy.

Hubo una pausa mientras el me miraba.

-Lo siento mucho, no tenia idea por todo lo que habías pasado, ¿por qué no me contaste nada de esto si tenias mi teléfono?

-Porque no quería molestarte no estaba muy segura de mi misma, sentía que si te hablaba te ibas a cansar de mi y te ibas a alejar, como todos los demás lo hicieron. -agache la mirada un momento; era verdad que no le había hablado por el miedo que sentía, todos mis amigos se había cansado de mi por como me comportaba y se había ido, solo dos de ellas se quedaron. Pero no estaba segura si Pierre era mi amigo verdaderamente o solo era alguien a quien había conocido en un viaje, me había enamorado de el, y nunca mas lo volvería a ver.

-¡No me hubieras molestado en lo mas absoluto y créeme que nuca me hubiera cansado de ti! -dijo exaltado.- Aquellos que te dejaron son unos tontos, no se dan cuenta de lo buena que eres.

Es por esto que lo amaba, siempre que me sentía mal conmigo misma el sabia como hacerme sentir bien, me hacia sentir especial.

-Pues ahora ya lo se y no volverá a pasar, lo prometo.

-Muy bien eso espero, -dijo mientras tomaba un pedazo de pan de una cubeta que estaba en medio de la mesa- y dime ¿tienes novio?

Me sentí emocionada con su pregunta eso podría significar que quiere saber si estoy disponible.

-No, no tengo. ¿Y tu dejaste a alguien especial allá? -pregunte temiendo que la respuesta fuera si. Habían pasado dos años y para como es el, supongo que hay muchas candidatas atrás de el.

-No, la verdad no, -volteo a verme y sonrió- supongo que los dos estamos solteros.

-Mmhmm -asentí con la cabeza mientras comía ravioles.- ¿Tu cocinaste esto?

-Claro si ya me conoces.

El resto de la noche fue comer, hablar sobre todo y volver al coche, me llevo de vuelta a mi casa con su mano tomando la mía. Y esto era, lo que había esperado desde entonces, su mano, mi mano. Este silencio, que no era nada incomodo, ¡no quería que esto nunca se acabara!

-Llegamos -dijo, cuando me di cuenta que tenia los ojos cerrados.

-Gracias, me la pase muy bien. -le dije, cuando se acerco y me abrazo.

Mientras me abrazaba podía oler su perfume, era el paraíso, se aparto de mi, observo mis ojos y de repente sentí sus labios en los míos. Esos labios que siempre quise besar, me estaban besando, eran unos labios suaves, que se movían al ritmo de los míos. El mundo que nos rodeaba desapareció, se acerco mas a mi, en ese instante éramos uno, estábamos conectados, era mas difícil respirar.

Me separe de el y mire sus ojos verde, y me perdí en ellos.

-Creo que es hora de que te vayas -susurro.

-Bueno, pero prométeme una cosa... -continué.- que volveré a verte.

Volví a mirar sus ojos, bajo la mirada, y dijo.

-Claro, nunca me iré a ninguna parte, lo prometo.

Volvió a mírame y me beso la frente.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2014 ⏰

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