Acomodé la mochila sobre mis hombros y cerré la puerta detrás de mí. Mamá y papá no estaban en casa por lo tanto no tenía nada mejor que hacer más que ir al bosque de siempre.
Coloqué mi patineta sobre el suelo y miré alrededor, era un día un poco nublado pero sin viento en lo absoluto, un día perfecto a mi parecer.
Quité los auriculares que se encontraban en mi cuello para ponerlos en mis oídos y escuchar la melodía que se escuchaba a través de estos.
Me monté en la patineta y comencé mi recorrido hacia el bosque. No había mucha gente a los alrededores, podía ser por la hora, el clima... ¿Qué iba a saber yo? Eran raros, podían decidir no salir incluso por que el sol saliera.
Llegando a mi destino observé los altos y verdes árboles. Inhalé una gran cantidad de aire y me bajé de mi patineta.
Comencé a caminar hacia sus adentros, lo único que se oía era el crujir de hojas secas bajo mis pies. Me gustaba es, puro silencio alrededor a excepción de los sonidos que hago yo mismo, sumando eso al asombroso olor a naturaleza que tenía el lugar, me relajaba mucho
Paré en una zona donde las plantas no se amontonaban entre ellas demasiado, era muy grande y solitario, sin embargo era mi lugar favorito para pasar el rato. Me acosté como usualmente en el piso y cerré mis ojos permaneciendo así un gran rato.
El tiempo pasó y pasó hasta que sentí como algo tocaba mi nariz. Lo único que hice fue fruncir el ceño, seguramente era alguna hoja que acababa de caer de los árboles.
Sin embargo, nuevamente lo sentí.
Ésta vez agité mi mano frente a mi cara, quería descansar un rato así que no iba a permitir que algún insecto afectara eso.
No obstante después de un pequeño rato una vez más lo volví a sentir nuevamente
Bufé irritado y abrí mis ojos permitiéndome ver a la chica de unos días antes, la verdad era que la había distinguido gracias a su corto y rubio cabello acompañado con sus ojos avellana, pero el problema era que no recordaba su nombre.
— ¡Hola! — Me sonrió felizmente, yo sólo me limité a mirarle con una ceja alzada. —Soy Alice, ¿Te acuerdas de mí?, ¿Del otro día...?— Siguió diciendo, sin embargo volví a cerrar mis ojos. La cuestión era que no me apetecía hablar en ese momento. —No hablas mucho... ¿Verdad? —Me preguntó para después quedarse callada.
Pasaron unos momentos y suspiró rendida al no recibir respuesta de mi parte, acto seguido se acostó a mi lado de la misma manera que yo.
— ¿Alice? —Cuestioné curioso pasados unos cuantos minutos mientras abría los ojos y giraba mi cabeza para verla.
— ¿Qué pasa? —Me preguntó ella sin dejar de tener la mirada hacia arriba con los ojos cerrados. Me encogí de hombros aunque estaba consciente de que no me vería en ese momento.
— Quería saber si seguías aquí. —Dije finalmente. De repente, sus ojos se abrieron de par en par y se giró a verme con una sonrisa gigantesca.
— ¿En serio? — Emocionada preguntó, asentí intentando que le restara importancia no obstante su sonrisa se hizo aún más grande. — ¡Eso es muy lindo! — Soltó conmovida. Una muy pequeña sonrisa se dejó ver en mi rostro. — ¡Eh! ¡Estás sonriendo! — Reí ligeramente.
Realmente no le veía lo "lindo" al que quisiera saber si ella seguía ahí sin embargo su emoción me había cautivado ligeramente. Mi vista volvió donde originalmente y ella imitó mi acción.
Bueno, tal vez había una pequeña probabilidad de que si nos hubiéramos vuelto amigos.
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Nuestro pequeño bosque
RomanceA él le gusta relajarse quedándose sólo en el bosque tan sólo mirando el cielo. Sin embargo ella tiene planes distintos. Ricardo: Aquél chico excluido en la secundaria que no tiene un gran número de amigos. Alice: La chica que siempre está rod...