En un pequeño pueblo, rodeado de bosques vivía una joven de cabello negro y piel pálida. Se vestía lo más rápido que podía. Estaba llegando tarde al colegio, eso era lo menos que quería que pasase. Ya saliendo de su casa tomó unos de los caminos más cortos para llegar al instituto; un callejón que prácticamente dejaba menos de medio camino de que se necesitaría para llegar ha dicho colegio. Ya dentro de ahí, se dio cuenta que ya era demasiado tarde, ellos ya habían llegado al lugar. Se trataba de un grupo de personas, callejeros sin familia. Ellos sufrían a pesar de que querían demostrar lo contrario. Necesitaban hacer sufrir alguien más. Arami, Mónica, Gabriel, Magdalena, Stefaní, Armando, Freddy y Sebastián. Los miraba con cierto miedo y trataba de ignorarlos lo mejor posible, aun que eso no esté a su alcance. Sus recuerdos vinieron a ella, eran del mismo día anterior, iban a golpearla como lo hicieron ayer. También como lo hicieron anteayer, el día anterior y el día anterior a ese. «También lo harán mañana, Dali» pensó para sí misma cabizbaja intentando consolarse.
-Hola... Rara -rió un poco bajo- es hora de nuestra diversión.
-¿Por qué me hacen esto? -preguntó con el corazón apunto a reventar- ¿Acaso hice algo que les moleste?
-Solo es nuestra diversión, como un pasatiempo ¿entiendes?
Antes de que pudiera responder, con bastante rapidez la tomó del cabello y con un simple movimiento acabó por dejarla tumbada en el suelo. Aprovechando su posición, comenzó a dar patadas cada vez más fuertes hacia la chica, que no podía defenderse. Tal vez fuera así, o quizá por el hecho de que si lo hacía las cosas terminarían aun peor así que era algo inútil intentarlo. Así fueron acercándose los demás de dicho grupo, menos un chico llamado Sebastián, él solo miraba a la lejanía. Le golpeaban por varias partes de su cuerpo, casi como si fuese un trabajo... Al divertido. Soltaban insultos sueltos como lo haría cualquiera en esa posición, solo faltaba esperar callada e intentar no llorar mucho para que se fuesen. Unos cuantos minutos después, se separaron cuando Sebastián chasqueó los dedos en forma de señal y dejaron de golpearla. El chico se acercó a ella con una sonrisa divertida en su rostro, solamente la miraba mientras ésta intentaba permanecer de pie.
-No llores... ¿Por qué lloras?
Solo se quedó callada, no podría creer el tipo de pregunta que le estaba haciendo luego de haberla visto así. Estaba enojándose, parecía frustrada pero aun no lo demostraba en sus expresiones.
-Huh... ¡Mírame! -exclamó hacia el joven.
El castaño frunció el ceño ante ella, él era el técnicamente jefe de todo el grupo. Mas grande fue su sorpresa al ser escupido por Dali, quien se notaba molesta. Él también se molestó mucho, por lo que no reaccionó de la mejor forma posible hacia el acto.
-¡¿Qué haces estúpida?!
Se limpió la cara con ambas manos y de inmediato le golpeó la cara a puño cerrado, provocando que de su nariz comience a salir sangre por montones y uno de sus labios se rompa dejando caer sangre también. Comenzó a ver algo borroso, sus latidos estaban bajando un poco y se tambaleaba lentamente. «Esta vez se pasaron» pensó.
Con unas pocas fuerzas que le quedaban abrió un poco los ojos forzosamente, agarrando el puño de Sebastián que a su estómago se dirigía. La miró sin expresión alguna, no tenía nada que decir en contra de eso.
-Sebastián... Por favor, me matarás -pronunció con una voz frágil.
Solo la miró, la mayoría de los del grupo estaban asustados de como habían dejado el cuerpo de Dali, parecía estar destrozada, además de su ropa que parecía haber sido descuidada.
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¿Venganza? (Dali Creepypasta)
Horror"Ellos sufren, deben hacerme sufrir más a mi para que no se sientan tan mal." - Dali.