Su casa era muy bonita, y grande. Según me dijo, era de su hermana, Natali, pero que ella se la prestaba. La casa era toda de madera, con hermosos ventanales; tenia un aire rupestre pero hogareño. Dejó la 4×4 en un garaje, me sorprendí al escuchar el eco de nuestros pasos.
En el mismo garaje había una puerta que conducía a la casa. Entramos en silencio.
En el auto nadie había dicho nada, un silencio que se estaba volviendo, para mi al menos, incomodo.
-Ahora vuelvo. -Oí murmurar a Kile, que salió disparado por un pasillo. Yo me quedé sin palabras parada en la puerta. Literalmente no me moví.
Claramente la casa fue decorada por una mujer, la sala estaba frente a mi: había una mesita de cristal en el centro, tres sillones, uno grande y dos chicos, a su alrededor. Un gran plasma se ubicada encima de una repisa. Habían muchas estanterías llenas de libros y discos. Unas pequeñas y finas lamparas apenas alumbraban la habitación.
Obviamente cuando vi los libros mis pies se dirigeron directo a ellos.
Habían clásicos, juveniles, de terror, románticos, se suspenso, libros sobre libros y más libros en los libros. Pasé mis manos por los lomos de ellos, con cuidado, como si se tratara de una gota de cristal muy pero muy delicado. La tenue luz me dejaba leer los títulos.
Uno me llamó la atención.
-Los Miserables... -Leí en voz alta. Era interesante: era de una chica que se casa con un imbécil, se embaraza y luego no puede con la vida de ambas; el libro también habla de un hombre, un ladrón, que recibe el perdón de Dios e intenta ser una buena persona. Luego cuenta que la hija de la chica escapa con él y se alojan en un convento. La niña se hace adolescente y se enamora. El final es inconcluso.
-Te gusta? -La voz de Kile me sobresalta; me había perdido tanto leyendo que no me di cuenta de que él había llegado. Tampoco reparé en el echo de que estaba sentada en el suelo con el libro entre las piernas. Sonreí y me levanté.
Él se había cambiado los vaqueros por unos más gastados y tenia el pecho al descubierto. Tenia las manos en los bolsillos y estaba apoyado en la pared que daba al pasillos por que había desparecido antes.
-Es bueno. -Susurro. Miro el pequeño libro entre mis manos y luego escuchó los pasos de Kile. Acercándose.
Una de sus manos me acaricia la mejilla y cierro los ojos, percibiendo el calor que emanan.
-Dejame querete. -Susurró con la voz rota. Abro los ojos y lo veo que los suyos están brillantes. Mi boca intenta decir algo pero me lo impide. Baja la vista y habla: -Escucha... Sabes que siempre te quise, me gustaste desde siempre. Y sé que no soy él, si?... Y sé que los sigues queriendo, pero... Quiero ser parte de tu vida, Anne. Esta bien? Y no como un amigo. -Sus manos acarician las mías. No me miró a los ojos hasta que terminó de hablar. Yo no podía decir nada, estaba mareada, triste, feliz y... No sé como se llama esta nueva sensación. Era como querer hacerlo, querer saltar de aquí a la luna, y dar la vuelta al mundo... Pero no querer separarse de esa persona.
El libro fue a parar a la pequeña mesa y me acerqué a Kile y lo abracé, fuerte y con emoción. Él estaba recto, sin moverse. Yo me separé y lo vi a los ojos con una sonrisa tierna.
-Esta bien. -Quería estar con el y quería poder sacarme de la cabeza a Sean McNall.-Enserio? Aceptas? Estamos... Juntos? -Su voz era totalmente incrédulo, y yo me reí bajo. Asentí con la cabeza y él se acercó a mi, devorándome la boca. Yo enrosqué mis piernas en sus caderas, él me las agarró y de paso, me quitó los tacones. Mi vestido se su subió hasta mi cintura y Kile me acarició todo los que quedaba al aire. Ambos suspirabamos y gemíamos ; al cabo de un rato las barreras desaparecieron y nada me impidió unirme al él. En alma y corazón.
Estábamos en su habitación, en su cama y juntos a mas no poder. Se había dormido hace media hora; yo no podía dejar de sonreír.
Sus facciones estaban suaves y relajadas. Pasé mis manos por su marcado pecho y luego besé su cuello. Apoyé mi cabeza en el hueco de su brazo y tiempo después intenté dormir.
En el tiempo en el que había estado despierta había pensado mucho.
Lo de Sean había pasado hace mas de un mes, yo los estaba superando y Kile me había abierto su corazón. Que opción tenia? Me olvidaría de él y me preocuparía por vivir feliz con mi chico. Solo Kile y yo, en otro comienzo. En una nueva vida. En un nuevo futuro.
YOU ARE READING
No Volverás
RomanceAveces me preguntaba en que pensabas, o en donde estabas. Si aun llevabas la chaqueta negra que te había regalado o si todavía cantabas susurros en la noche. Si tus ojos eran grises como cuando te conocí o si eran los dos pedazos robados del cielo e...