Hikari

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Hellow, luego de dos meses (en los cuales por cierto no puedo creer que no haya subido esto), les traigo este cap. Pero bueno, la verdad es que se me han juntado muchas cosas y recién ayer he terminado con los exámenes de la facu y el miércoles recién salgo de vacaciones del trabajo. 

Pero bueno, creo que este cap esta bien bonito y tiernito para todos aquellos que quería amor JyushiIchi.

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La vida era felicidad. Tal vez no era perfecta, pero no necesitaba serlo para que él fuera feliz. Ichimatsu sonreía incluso cuando nadie se lo pedía. Las comisuras de sus labios nunca perdían el tiempo en elevarse y formar una bella sonrisa. Estaba en su mejor momento, con una figura que ya dejaba notar la circunferencia de su vientre y con una piel tersa y hermosa. Contrario a los primeros días de su embarazo donde solo tenía náuseas y falta de apetito, ahora se sentía lleno de energía. Todos le habían dicho que probablemente era la energía de Jyushimatsu que su bebé le estaba contagiando. Pero él no sabía qué responder.

Miró nuevamente la pequeña imagen de la ecografía que estaba colocada en un buró junto a una interminable lista de posibles nombres. Sūjiko,Suujimi, Sayumi, Himetsu, Himesi, Himeki, Tenshi, Haru, Nanami, Himawari y muchos otros más. Teníamos que tomar una decisión pero aún había mucho tiempo. Definitivamente la vida era hermosa.

Pov Ichimatsu.

La puerta se abrió y por ella entró Jyushimatsu con una bandeja con el desayuno. Sobé mis ojos de forma perezosa y le hice una seña para que se acercara.

-¿Qué has traído para el desayuno?- dije levantando mi cabeza y dando un pequeño bostezo. Jyushi con una gran sonrisa se acercó y dejó la bandeja a mi lado para luego tomar mis mejillas y besarme, fue un beso que duró un largo rato, pero no era profundo. Solo un roce de nuestros labios que para ambos se había convertido en el saludo cotidiano. Sentí como nuestra hija daba de saltos en mi interior y tomé la mano de Jyushi para acercarla a mi vientre. Él se separó de mí y se dirigió a esa zona donde dejó un beso. Y con dulce voz dijo: -Buenos días princesa.-

Cuando Jyushimatsu saludaba así a nuestra futura hija sentía que la nena hacía una fiesta en mi interior. Saltaba, se movía de un lado a otro y daba pequeños golpecitos desde adentro. Por momentos me imaginaba que dentro mío vivía la versión femenina de Jyushimatsu, me la imaginaba con esa sonrisa única que mi hermano menor tenía y llevando un bate de baseball a todas partes. Mi estómago rugió recordándome el hambre que tenía y mis ojos se dirigieron a los platos de la bandeja. Todo en ella eran cosas muy normales para un desayuno, jugo de naranja y un par de sándwichs de palta, huevo y tomate. Lo único que marcaba una diferencia era esa bola de helado de chocolate, que estaba en una pequeña repostera junto con una cuchara. Definitivamente mientras Todomatsu se atosigaba con café, yo comía más helado que en toda mi vida. De fresa, vainilla, dulce de leche, lúcuma e incluso de chicle, cualquiera era bueno. Pero definitivamente el de chocolate era en mejor.

Desayunamos en el futon juntos y luego Jyushi se dirigió al armario que habíamos improvisado sacando un gran paquete. Me emocione y me acerque a él para ayudarlo. Luego lo pusimos en el suelo y me pidió que lo abriera. Estaba envuelto con una especie de papel marrón claro y pegado con cita adhesiva. Sobre él solo había un gran lazo amarillo y con crayones tenía escrito para la princesa. Empecé a romper con delicadeza el envoltorio y dentro había una bolsa plástica transparente, la saqué por completo del empaque y noté que era un pequeño futon amarillo con decoraciones de girasoles. Eran muy hermoso, junto a este había una pequeña almohadita y una funda para esta color morada. Probablemente eran las hormonas, pero las ganas de llorar me inundaron, Jyushi tomó mi mejilla y dejó un beso en esta.

Cuando uno más uno es tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora