CAPITULO DOS.

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“Señorita Marta Rodríguez, que estudiará en la universidad de derecho de Madrid. Un fuerte aplauso para la ahora graduada.” –Ahí estaba Marta, tan guapa como siempre. ¿Cómo me podía sentir tan orgullosa de alguien?, ella siempre era tan prudente y tan organizada, creo que desde que tiene uso de razón quiere ser abogada. Ella es tan distinta a mí. OH DIOS MIO, YO, ¿QUÉ DIRÁ AHORA EL DIRECTOR DE MI? Yo no tengo una universidad a la que ir aun, ¡ni siquiera sé que quiero hacer! ¿Qué dirá?, Skyler Thomson, sin futuro. Dios mío que vergüenza, ahí fuera hay tanta gente.-

“Señorita Skyler Thomson, aun no sabe que quiere estudiar pero estamos seguros de que será algo bueno, tiene notas brillantes. Un fuerte aplauso para la ahora graduada.” –me esperaba lo peor pero el director había elegido las palabras perfectas, casi me siento orgullosa de mi misma también. Mire hacia el publico y ahí estaba mi familia, mi padre lo grababa todo en video, siempre solía hacer eso, y mi madre lloraba, se sentía orgullosa, no había parado de decírmelo en todo el día.-

-Pocas horas después me encontraba preparándome para salir de fiesta con mis amigos del instituto, esta era la última noche en la que estariamos todos reunidos, será una gran noche, o al menos eso espero. Había elegido un precioso vestido color pastel junto a unos zapatos dorados de tacón algo altos, porque siempre era una de las más bajitas de mi grupo. Decidí ondularme el pelo y aplicar un poco de maquillaje, nada cargado, odiaba el maquillaje muy cargado.-

-Nos encontrábamos en una discoteca muy famosa por aquí, había muchísima gente, demasiada en mi opinión, ¡Oh dios mío! ¿Era esa la maestra de lengua? Sabía que era una mujer divertida, pero tanto como para salir con sus alumnos de fiesta, era un poco raro, pero divertido he de admitir. Me encantaba salir de fiesta con mis amigos, aunque no era muy amante del alcohol. Sin darme cuenta estaba bailando con Marta en el centro de la pista, ella ya tenía un par de copas de más, solía pasarle a estas horas de la madrugada. Me lo estaba pasando muy bien, Marta borracha era muy divertida, aunque me sentía vigilada, podía sentir la mirada de alguien puesta sobre mí, aunque por el momento decidí ignorarlo y seguir bailando con mi amiga.- 

-Cuando ya no podía más decidí sentarme y dejar a mi amiga sola bailando.- “Marta, yo ya no puedo mas, iré a descansar un poco los pies, sigue sin mi”-no pareció preocuparle el hecho de quedarse sola porque siguió bailando como si nada.-

-Ya sentada, seguía sintiéndome vigilada, normalmente no haría esto, pero me moría de ganas por averiguar por qué me sentía asi, ¿Quién me vigilaba? Dispuesta a todo, empecé a rodear el local con la mirada en busca de… ni siquiera sé lo que esperaba encontrarme. Impaciente seguía mirando sin éxito hasta que lo vi, era un chico, no lo podía distinguir muy bien debido a la oscuridad del local, pero pude ver bien sus preciosos ojos color esmeralda que brillaban como nunca había visto brillar nada. Cuando se percato de mi mirada, no la apartaba, seguía mirándome y yo no iba a ser menos, mantuvimos la mirada unos segundos hasta que mi increíble y oportuna amiga marta, que se note el sarcasmo, me interrumpió llamándome para decirme que Michael, un chico de nuestra clase, estaba bailando con la maestra de lengua. Después de mirar mal a marta y reírme de la maestra, busque de nuevo con la mirada al chico de ojos brillantes que, desgraciadamente, ya no estaba.-

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