No tenemos remedio (Gay)

Capítulo 1.- "Nadie me dijo que había un viaje"

Narrado por Cristóbal  

Vivimos en un mundo que se ha visto sumergido en terribles problemas sociales que llevan a problemas políticos, y problemas políticos que llevan a problemas bélicos (más vale decir, guerras) y sean internos o externos, como por ejemplo, el holocausto judío o USA vs África, y ese era el caso de Brasil vs Inglaterra.  

Brasil es el poseedor de la mayor selva del mundo, más conocida como el pulmón de nuestro planeta, y su sobre explotación está causando tensión política en estos momentos, lo cual hace que todo latino sea mal visto en países europeos, y aún así, no entiendo como mi familia sigue encontrando motivos para ir a un tour de dos meses para recorrer el continente viejo.  

Soy Cristóbal, tengo 17 años, y en este preciso momento estoy sentado en el asiento trasero de una Van familiar (ya saben, de esos que parecen furgones) y escuchando música a todo volumen para intentar ignorar todos los felices comentarios de mi familia mientras vamos camino al aeropuerto para que ellos comiencen sus vacaciones, sin mí, claramente.

  Resulta que hace un par de meses hubo un festival de música a las afueras de Santiago, y como yo vivo relativamente a las afueras de la ciudad, me quedaría cerca el recinto donde se realizaría, ¿el problema?, festival para mayores de 18 años, por lo cual mi madre me prohibió terminantemente asistir, consecuentemente mi padre también se opuso, prometiéndome que si sacaba buenas calificaciones junto con mi hermana mayor (Antonia, 21 años) iríamos de vacaciones a recorrer Europa durante el verano, pero eso no dejaba mi mente tranquila, perdiendo toda esperanza de perderme a The Drums, o a M.I.A, así que con mis ahorros de toda la vida compre mi entrada, y ese día muy temprano en la mañana, me escape junto con un amigo hacia el festival.  

El resto es historia, obviamente no hable con mis padres durante todo el día, por lo que al llegar a mi casa a las 3 de la mañana (muerto de sueño, por cierto) había una patrulla de policía inspeccionando mis pertenencias  y preguntándole a mis padres todos los datos posibles sobre mí, demás está decir que mi madre lloraba mientras que mi hermana cuidaba a nuestro hermano de 3 años (Tomás) para que mi padre pudiese contestar las preguntas de los policías, por lo cual, al verme llegar muerto de sueño, y con una facha "festivalera", me llevé el sermón de mi vida 4 voces, mi hermana repitiendo todo lo que decía mi padre, mi madre llorando diciendo que creía que me habían secuestrado, y el oficial de policía diciendo lo malo que era escaparse siendo que habían cientos de jóvenes desaparecidos de verdad.

  Y esa es mi súper aventura que me llevo a un castigo de un mes sin celular (mi papá me tuvo que pasar su antiguo Nokia), sin internet, y obviamente, sin salidas, y se suponía que eso sería todo, pero cuando mi papá llegó con los pasajes no llegó con 5, sino con 4, uno faltaba, y me explicó que era el mío, para que se me quede bien grabado en la cabeza que no debo escaparme a festivales.  

Llegamos al aeropuerto,  y mi intención era solo ayudar a llevar sus maletas de mil kilos a mi hermana (era obvio que le iban a cobrar por sobrepeso de equipaje), pero termine llevando dos bolsos y la maleta principal de mi hermana, y para colmo, tuve que hacer la enorme fila para dejar las maletas para el vuelo con destino a Roma (primera parada del viaje), si había algo que me dolía, era que al final del viaje, pasarían 4 días en Islandia, el país que siempre quise conocer, pero por más que rogué, el castigo se mantuvo.

  Pero en el aeropuerto no estábamos solo nosotros (digo, además de las miles de personas que debían tomar un vuelo ese día) sino que, al salir de la fila de las maletas, había un grupo de 3 personas esperándonos, eran los grandes amigos de mis padres, los Etcheverry, y en el grupo estaban el padre, la madre, y el hijo... Franco.

Franco no era un mal chico, tenía buenas calificaciones (aunque reprobó un año en su infancia, por lo cual él es un año mayor que yo), hacía ejercicio, iba a fiestas, todas las chicas lo deseaban, o sea, tampoco era el chico bueno de la familia (por que tiene más hermanos los cuales no conozco), pero tampoco andaba metido en cosas raras, o al menos eso creía.