Parte 3

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Cuando la puerta fue abierta, y por ende, la dulce imagen del menudo cuerpo de su pareja inundó su visión de manera estrepitosa; el pene de Minho liberó líquido pre-seminal.

Ahí, sobre la cama, estaba nada más y nada menos que su amado Key con ropa jodidamente caliente y expresión excitante. Sea lo que sea que haya hecho Minho en su vida pasada estaba siendo bien recompensada ahora, en el presente.

—Papi, llegaste —sonrió. Key, sonrió.

Y que sonrisa…

Recordando su papel, el menor correspondió la sonrisa con una propia y se acercó a la cama a paso lento, muy contrario al que antes llevaba.

— ¿Te hice esperar mucho, bebé?

—Ajá, pensé que ya no vendrías —puchereó mientras se reincorporaba en la cama con la ayuda de su codos, levantando más la piernas derecha y provocando que la falda se levantara cada vez más. Minho se lamió el labio inferior ante la vista.

— ¿Cómo crees? Jamás haría eso —Detuvo su andar al llegar a la orilla de la cama, mostrándole al mayor la prominente erección cubierta por el pantalón de vestir. Esta vez fue el turno de Key para relamerse los labios
—. Aunque… no me gustó eso de que me llamaras a esta hora. Estaba trabajando.

Key bajó la mirada sumisamente, como arrepintiéndose de sus acciones. —Lo siento, papi. Pero es que necesitaba sentirte de nuevo…

El pelinegro sonrió, eso fue jodidamente excitante. —Esas no son excusas, debiste esperar hasta la noche. ¿Qué pensará mi jefe sobre el hecho de irme tan repentinamente y sin terminar mi trabajo? —Key bajó aún más la mirada y mordió sus labios—. Estoy muy molesto.

—N-no… yo, lo siento mucho. —Murmuró antes de mirar a su novio a los ojos, fingiendo preocupación—. Haré todo lo que me pidas, pero no te enojes conmigo.

—Que bien que estés dispuesto…—Murmuró con suavidad mientras llevaba su mano a la mejilla de Key, el cual se había sentado en la cama, dejando su rostro muy cerca de su pene—. Te ves muy hermoso, Bebé.

—Me alegra que te guste —sonrió—. ¿Podemos iniciar?

—Te espero.

Key  no perdió tiempo y de una vez se arrodilló, quedando en cuatro y dejando una gratificante vista de su culo al espectador. Llevó sus manos a las caderas de Minho y lo atrajo hacia él, sin dejar que éste se subiera a la cama.

Estaba claro sus intenciones y, joder, el rubio estaba más que agradecido por eso.

Con las manos extrañamente temblorosas -quizá porque estaba siendo observado fijamente- desabrochó la correa con rapidez y, una vez retirada, fue por el botón del pantalón. Cuando finalizó, el pantalón cayó por sí solo, revelando la enorme erección de su Papi siendo aprisionada por la tela del ajustado bóxer.

Llevó la mano izquierda al bulto y Minho jadeó, estaba muy sensible.
Acercó su boca a donde supuso que estaría el glande y succionó fuerte, sacándole un gemido gutural al mayor.

—No juegues.—Mandó el menor con voz dura y el castaño obedeció de inmediato.

Tomó el elástico del bóxer con los dientes y empezó a bajarlos con lentitud, muy suave. Ese gesto le pareció tremendamente caliente a Minho y sintió la necesidad de agarrar a Key, tirarlo a la cama y follárselo sin piedad todo el día. Pero no, hace tiempo que no recibe una mamada y está claro que no desperdiciará la oportunidad.

Cuando el bóxer estuvo completamente retirado, Key apoyó las manos en el colchón y agarró el pene del mayor únicamente con su boca, introduciéndolo a un ritmo considerable.

Daddy [MinKey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora