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Si nos vamos a casar, eso es seguro; lo que todavía no sabemos es cuando, ni donde vamos a vivir. Es que a Robert le ofrecen un trabajo muy bueno en Michoacan, mucho mejor que el que tiene en el periódico donde trabaja mi mamá y el. Aquí, Roberto es reportero; allá, sería subgerente. El sueldo y las prestaciones son bastantes mejores, pero no sabemos qué hacer. Es que tendríamos que alejarnos de Lucero, y eso es lo que no nos gusta. Roberto y yo estamos muy acostumbrados a ella, y ella a nosotros. Aunque ella plan seria venir lo mas seguido posible y llevárnosla con frecuencia, pero ya no sería lo mismo; Michoacan no está a la vuelta de la esquina. Allá, también me ofrecen un trabajo más o menos bueno; digo más o menos, porque no me gusta mucho, aunque pagan bien. Es una compañía muy importante, pero a mí me interesa la psicología clínica no la laboral.

Lo de casarnos en abril depende también de Lucero; es que todavía esta un poco delicada. Total, estamos todos hechos bolas...

Cuando le dijimos a Lucero que nos íbamos a casar y que tal vez nos fuéramos a vivir a Michoacan, casi se rompe el corazón. Oí ruidos en el comedor: un lento, pero firme teclear en la maquina de escribir de mi mamá; me extrañó, porque mi mamá no estaba. Me asomé y la vi dándole a las teclas con todas sus fuerzas.

Me acerqué. Tenía sobre la mesa una tarjeta que me había mandado Roberto y estaba copiando de ahi, segun ella, las letras de mi nombre.

— A... L... E... L... I... T... A — decía en voz alta a cada letra que ponía, aunque en realidad escribía cualquier otra.
— ¿Qué haces? — le pregunté.

Ella salto del susto.

— ¡Olita lejo tu tajeta en su luga! ¡No voy quesecomponel la maquina! ¡Lo toy haceno con quidado! ¡No te vas a enoja conmigo, Alelita! — me contestó con su voz ronca apuntó de llorar.

Me dio mucha ternura y también me sentí culpable porque se que aveces me desespero y la regaño. Le acaricié el pelo y le dije que no me estaba enojando, que solo quería que estaba haciendo.

Toy paticando — me dijo, y siguió, con sus manitas regordetas y sus dedos cortos, imprimiendo las supuestas letras de mi nombre en el papel que había metido chueco en la maquina.

— ¿Y qué es lo que practicas? — le pregunté.

¿No sabes lel? — replico, sin dejar de escribir y decir letras al hacerlo: A... L... E... L... I... T... A

¿Y para qué prácticas mi nombre? — insistí

Ayyy, pes pada esquibilte cuano te vayas a tu chuacan

Mi corazón se encogió.

— Todavía no es seguro que Roberto y yo nos vayamos a Michoacan, chiquita — le dije.

Yo tengo que patical para cando etes en tu chuacan. —

Lucero nunca ha aceptado qué Michoacan se llame asi. Me la pase toda una tarde corrigiéndola.

— Michoacan, Lucero
Tu chuacan
Michocan
Tu chuacan
Michoacan
Tu chuacan
¡Que digas Michoacan! — le dije desesperada
— ¡Mida Alelita! — replicó enojada, — Yo no tengo ningún chuacan y mi mamita chula y tú me dicen que nunca diga mentidas, así que no voy a decil que ese chuacan es mío! — me miro triste — Ese chuacan es tuyo y de Lobelto.

Mi corazón se hundio en mi pecho.

Beno ya no me quites tempo voy a seguil paticando, y tolavia me fata patica Lobelto — me advirtió.

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Bien, este es un nuevo libro, espero que les guste voten y comenten si quieren que siga

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⏰ Last updated: Mar 20, 2017 ⏰

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