Hey, tú

Capítulo dos.

¿Quién rayos es esta persona? Parece que sabe todo sobre mí. Y eso es malo, si alguien descubre lo que Jonh me hace, la culpa será mía.

Tengo miedo, mucho miedo.

Siento que alguien me abraza por detrás y el miedo se vuelve aún más fuerte. Es él, Jonh. Por suerte está de buen humor.

—Hola, mi amor —mi voz tiembla, odio que pase esto, odio todo—. ¿Cómo te ha ido?

—Perfecto, mis padres no están en la ciudad, así que, ¿quieres venir a mi casa esta noche?

—No puedo, John, lo siento. Tengo que... —su mirada se ha puesto pesada y ha comenzado a apretar mi brazo muy fuerte— basta, me duele.

Golpeó un casillero y todos voltearon hacia nosotros.

—No te estoy preguntando, Elizabeth, vas a venir a mi casa esta noche, porque yo lo digo.

—¿Todo bien? —escucho una voz detrás de nosotros y volteo, es la señorita Roberts.

—Todo perfecto —digo mientras sonrío y me voy de ahí.

Es malo, es malo que me haya ido pero ya no lo aguanto, ya no puedo más con él, ¿qué hice para meterme en esto? Y es que, ¿en serio es esto lo que me merezco? ¿Golpes, amenazas y miedo?

Me dirijo a la salida, ya no quiero estar aquí, el timbre suena y todos entran a los salones. Salgo sin que nadie me vea y voy hacia el estacionamiento.

—No deberías estar aquí —Dios mío, casi me da un infarto y casi me desmayo cuando me doy cuenta que la voz es de Sebastián—. ¿No tienes clase?

—La tengo —logro responder después de un largo rato—, pero me siento muy mal, no quiero estar ahí.

Su cara cambia de seria a preocupada, pero él no puede estar preocupado por mí, no lo creo.

—¿Problemas?

Asiento con la cabeza y él sea acerca. Mi corazón se me va a salir del pecho.

—No lo creo.

Y se va.

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¡Hey, tú, volví!
Está muy cortito pero espero que les haya gustado el capítulo y que sigan leyendo.
Nos leemos en el siguiente.